Las ideas van delante

CHANDLERLo que el autor clásico de la novela negra tiene que decir sobre descripciones, ideas para la creación y la bandera irlandesa

 

Raymond Chandler consideraba el primer borrador de una novela como la materia en bruto; decía que aquello que en ese borrador parece tener vida, irá bien en la novela. Al escritor y guionista le gustaban los gatos y tenía ideas claras acerca de cómo escribir, algo que toca de cerca al periodismo: cómo enfocar, qué destacar, qué desechar. Comentó en una carta su absoluto convencimiento en cuanto a que, si un hombre comienza a hablar de técnica, es porque se le han agotado las ideas. Chandler escribía acerca de un detective llamado Phillip Marlowe muy parecido, vaya casualidad, a Humphrey Bogart.

Así que las ideas van por encima de la técnica; valen más. Chandler describe personajes a pinceladas cortas y precisas. Pero también lo hace con una mañana, una calle o una situación.

Los pájaros cantaban locamente después de la lluvia; las terrazas de césped estaban tan verdes como la bandera irlandesa y toda la finca parecía como si la hubieran hecho unos diez minutos antes.

La originalidad llama la atención: uno esperaría que el césped mojado evocara la floresta, un verdor natural de la niñez, el bosque que todos llevamos en la imaginación; jamás una bandera. En cuanto a la última frase, ¿qué puede decirse? Algo recién hecho es impoluto, nuevo, reluciente.

Hablando de ideas: no existen en el terreno de la escritura creativa –y las buenas entrevistas son escritura creativa− fórmulas ni moldes. Enfrentar la página en blanco es explorar con aquellas ideas propias las posibilidades de una historia. Eso es: Chandler habla de posibilidades. ¿Cuántas posibilidades hay de interpretar la personalidad de alguien?

Hay cosas que no se adquieren ni con técnicas aprendidas ni con fórmulas de otro.

La gente a la que Dios o la naturaleza destinan a ser escritores encuentra sus propias respuestas, pero para los que tienen que preguntar es imposible la ayuda. Son nada más que personas que quieren ser escritoras.

Eso decía el autor de El gran sueño