«Venezuela no es un país para los artistas»

FOTO Only Rich..Ricardo Antonio Díaz, mejor conocido como Only Richard, ha dedicado su vida y sus noches al espectáculo de calle. Primero como cantante y guitarrista y actualmente como el hombre de la candela erótica: varas prendidas en fuego que introduce en su boca

Reina Angie Benitah Nahón / Cursante actual de Entrevista Periodística

Contactarlo es casi imposible. No tiene teléfono fijo, ni móvil. Para lograr comunicarse con Only Richard hay que dejar un número telefónico en El León: fuente de soda donde presenta su espectáculo varias noches a la semana. Después de unos días, Richard llama y es entonces cuando se concreta la cita: es en medio de la euforia de un partido Caracas-Magallanes. Una pantalla gigante acompaña a cientos de fanáticos que celebran la victoria de los Navegantes. Es difícil ubicarlo, pero, finalmente, está sentado en un murito junto a la entrada de la fuente de soda.

Un traje como de mecánico, color beige, es lo único que lleva puesto Richard. Está bien peinado y perfumado, todo lo contrario a lo que pudiera esperar el público de una persona que trabaja con kerosén y fuego. “Con la candela erótica llevo diez años, pero no creas que con eso comencé. Me inicié con una guitarra: cantando, por El Silencio y Sabana Grande, en los bares que estaban ahí, la mayoría de las veces en un negocio que se llamaba El bohemio”. Tocaba, cantaba y bailaba solo, no tenía grupo. Una vez, “cuando era más muchacho”, había fundado un grupo llamado Los cuatro Eduardo; aunque en realidad eran cinco,  pero él nunca entendió por qué el baterista se empeñó en poner cuatro.

—Si vive en Catia, ¿por qué trabaja tan lejos, en La Castellana?

—(Risas, con tono de burla) Esto es mucho sifrino, mucho oligarca y pitiyanqui. Pero la gente me conoce más aquí que allá, aunque usted no lo crea.

A Only Richard no le gusta amarrarse a ninguna mujer ni a ningún lugar. Después de diez años de trabajar en el boulevard de Sabana Grande, decidió mudar su espectáculo. A pesar de haber muchos sitios nocturnos en La Castellana, hay algo de El León que lo atrajo: es al aire libre. “Hay lugares inclusive con más gente que El León. Lo que tiene esto es que es una terraza, que si llueve nos mojamos todos (risas)”.

 —¿Es una persona que no puede estar encerrada?

—A mi no me gusta, chica. Soy libre.

 —Tal vez por eso no tiene teléfono.

—En parte, ¿que lo fastidien y controlen a uno? ¡No! Yo no me adapto al celular, para mí eso sería una tortura. Ok, es lo moderno, pero esas tecnologías no me gustan.                                       

Su infancia fue un tanto nómada. Al ser once hermanos, su madre no podía hacerse cargo de todos, es por eso que un tiempo estuvo viviendo con sus tías en la Avenida Andrés Bello. Al terminar segundo año de bachillerato, decidió dejar de estudiar y lo reclutó la milicia.

 —¿Aprendió algo ahí?

—A uno lo llevan al cuartel para aprender a disparar un arma. Al principio me sentí raro, pero luego me empezó a gustar la cosa. Después de dos años de servicio, me querían mandar a un curso en Panamá, por un año más, pero yo no quise ir porque en mi casa mamá era la única que trabajaba y no tenía ayuda. Yo ya había cumplido 20 años.

 —¿Qué pasó con su papá?

—Mi papá y mi mamá se separaron cuando estaba más pequeño, yo tenía seis o siete años. Papá no se ocupó de nosotros por circunstancias de la vida. Mis hermanos y yo nacimos en un bar en San Agustín del norte. No nos faltaba nada, papá tenía tremendo negocio, pero llegó un momento en que se vino abajo y el viejo quebró. No es que no quisiera darnos nada, pues, sino que no podía. Yo pienso así.

Aunque sus padres siempre apoyaron su carrera artística, a veces temían por su seguridad, ya que, desde siempre, todas sus presentaciones han sido de noche. “Ellos me decían: cónchale vale, la vida nocturna”.

—¿Peligrosa?

—No, no, no. Peligrosa es ahora, creo que antes no había tanto peligro. Si yo te digo que no me han atracado te estoy diciendo mentiras. Bueno, siempre el atracador anda en la calle y uno tiene que estar mosca, no puede andar por ahí rascado ni dárselas del chévere. En el mismo barrio te atracan si llegas así, aunque te conozcan.  Usted tiene que llegar sobrio a su casa. Por eso no tomo nada aquí, si me ofrecen algo digo: brinda tú por mí.

 

Poca misa

Un morral negro, como de colegio, es el lugar donde Richard traslada sus implementos de trabajo. Lo que no todos saben es que ahí también guarda su “mata ganado”: un cuchillo que utiliza para su defensa personal. “Cuando los policías me paran y me preguntan, yo les digo que me tengo que defender, es un arma blanca. Ellos tienen chaleco antibalas, pero yo no; si me la quitan me compro otra”.

—¿Alguna vez ha tenido que usarlo?

—No lo he sacado todavía, pero si vienen a agredirme, yo no me voy solo de este mundo (carcajadas).

Un mesonero se acerca y le da 10 Bolívares Fuertes. Only Richard explica que le hizo “la segunda”. El señor necesitaba gaveras vacías para guardar las botellas de cerveza que se iban consumiendo, y él se las consiguió. “Tú sabes que todo favor se paga”.

—¿Qué beneficios obtiene de las presentaciones? ¿Necesita trabajar por otro lado en el día?

—La casa no me paga. Pero yo vivo de la propina que me da la gente. Actualmente ha bajado un poco porque la mayoría cancela con tarjeta. El sencillo es poco y ya no rinde como antes. Por eso es que algunas noches trabajo en night clubs haciendo dobles de cantantes. Yo, Only Richard, no hago otra cosa que no sea la vida artística; de día me dedico más que nada a descansar, comprar y cocinar mi comida.

En diferentes sitios nocturnos representa a cantantes como Oscar D’León, Rudy Pérez y Elvis Presley. No utiliza El León para estas presentaciones porque ahí “la gente está pendiente de un reggaetón, la mayoría son estudiantes y no saben apreciarlo. Es otra generación”.

Su inspiración artística viene desde muy pequeño. Cuando estaba en primer grado, se ponía con otros niños del colegio a tocar música con unos “palitos” y unas “chapitas”. Varios profesores también les dieron clases de teatro. “Era teatro de colegio: nos vestían de campesinitos, nos pintaban la cara y salíamos a actuar”.

—¿Venezuela es un país para los artistas?

—No. Aquí en Venezuela los artistas se queman. No hay quien represente a nadie. Aquí es pura habladuría.

 —Entonces, ¿qué aspira Only Richard?

—Bueno, vale, quisiera ir a Hollywood, actuar. Aunque un proyecto más cercano que se me ha metido en la cabeza es tener mi propio programa de televisión, pero no te puedo dar más detalles. A pesar de que lo mío es lo artístico, para bandearme quisiera abrir un negocio en la Isla de Margarita; no tengo el dinero, pero sí la idea. Hay gente que no sabe de la vida artística, pero tiene billete.

—¿Qué le falta en la vida a Only Richard?

—Quisiera que nosotros los venezolanos ante todo y los extranjeros que quieren a Venezuela, tuviéramos una mejor calidad de vida. Por mi parte, yo, Richard, pongo mi granito de arena en lo que sé hacer. Somos un país petrolero. Aquí hay billete como arroz, y no me va a decir ningún gobierno que no. Ni Chávez, ni otro.

—¿Ni chavista ni opositor?

—Los chavistas me dicen: ¡Richard, tú eres el propio escuálido! Y los de oposición me dicen: ¡Richard, tú eres el propio chavista! Yo estoy con mi país. Venezuela es donde nací y para mí es lo más grande.

Only Richard saluda a todo el que pasa a su lado. Es carismático y elocuente. Sin embargo, pasa algunas navidades solo. Tuvo un hijo que vive en Maracaibo y tiene 30 años. Lo único que siempre lo acompaña es una hierba para la buena suerte que tiene en su cartera.

 —¿Y quién le dijo que eso trae suerte?

—Sabes que yo soy muy creyente.

—¿Va a la iglesia?

—Claro, yo soy católico.

—¿Todos los domingos?

—No, pero no fanático. Soy católico pero no fanático. Uno no debe ser fanático, de nada.

El artista toma sus varas y llama la atención del público de El León: “¡Va a empezar la candela erótica!”. Unta un poco de kerosén, las enciende: Only Richard se dispone a comenzar su espectáculo.