Aunque su amor por la música floreció a los 5 años, tomó una guitarra por primera vez al pisar la pubertad. Frente a esta pasión, Álvaro Paiva Bimbo decidió sumergirse en el mundo de la música para ser hoy compositor, arreglista y director con una versátil formación artística que lo impulsó a ser uno de los precursores de la Movida Acústica Urbana (MAU)
Andrea Pérez / Cursante actual de Entrevista Periodística
Un local nocturno del este de Caracas espera esa noche a Álvaro Paiva quien, como casi todos los martes, tocará su guitarra eléctrica junto a un conjunto de jazz. Paiva llega trajeado de unos jeans, una franela blanca, una chaqueta de tela impermeable negro azabache, y unos converse verdes. Nada formal, lo sencillo es lo que predomina en un hombre de 34 años que se dedica de lleno a la música. La Movida Acústica Urbana, mejor conocida como “la MAU”, es uno de los más importantes proyectos que Paiva encara junto a veinte jóvenes músicos caraqueños.
De niño pasó horas frente al pick-up, escuchando los discos de Alirio Díaz y Silvio Rodríguez. Eran las piezas favoritas de un niño de apenas cinco años, que prefería quedarse en casa para escuchar música, antes que salir. “Desde pequeño, me di cuenta de que la música podía cambiar mis estados de ánimo y eso me encantaba”. Su madre, Rafela Bimbo, optó por comprarle uno de los primeros walkmans Sony que salieron al mercado para cumplir con la forzada tarea de sacar a su chiquillo de la casa. Desde ese momento, Paiva llevaría la música adonde quisiera… Allí comenzaría su historia.
Este joven puntiagudo, de tez blanca, de cabello castaño, corto y llevado de lado, de cara delgada bien afeitada y una nariz un tanto prominente si bien llegó a los caminos de la música, no fue precisamente por el legado de sus padres, porque ninguno de los dos es músico. Paiva no sabe si la inclinación por la música se adquiere de forma genotípica. “Sólo sé que mi madre y mi abuela son personas muy interesadas por el arte. Desde pequeño, me han llevado al cine, teatro, y a muchos museos”. A Paiva siempre le ha gustado todo tipo de música. En su niñez, se convirtió en el ferviente admirador del cantante cubano Silvio Rodríguez. Más tarde, como hasta los 12 años, se hizo amante del rock más pesado. Para ese tiempo almacenaba unos 200 o 300 discos, los cuales eran fruto de los paseos que la señora Rafela y él hacían por el bulevar de Sabana Grande, cada quince días, con el fin de comprar discos, y con esto premiar sus altas calificaciones del colegio.
Paiva recuerda con gracia una vez que le cayó a palos a una piñata en forma de guitarra eléctrica durante uno de sus primeros cumpleaños. Esa fue la única guitarra que tuvo hasta los diecisiete años, cuando, con su propio dinero, se compró una usada para aprender. Desde los cinco años, le pedía al Niño Jesús un ejemplar de este instrumento, pero nunca llegó. “Creo que él no pensaba igual que yo”. Al ir a comprar las cuerdas de la guitarra, vio un anuncio que decía: “Aprenda a tocar guitarra en 10 sesiones”. No lo dudó por un segundo, y se inscribió, aprendió lo necesario en seis clases, y estudió en la Escuela de Música Pedro Nolasco Colón. Para agosto de 2001, Paiva decide probar suerte en Nueva York y audicionar para la Manhattan School of Music. De esa experiencia obtuvo una beca y se especializó en guitarra clásica durante tres años.
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Su paso por la Universidad Central de Venezuela le dejó un título de ingeniero en Computación, carrera que ejerció por menos de un año, al verse envuelto en la necesidad de comunicar sensaciones a la gente, por medio de su talento. “No me sentía satisfecho. La Computación es una ciencia individualista porque pasas muchas horas frente a una computadora. Y aunque la música no le da de comer a nadie, tienes la oportunidad de regalarle algo espiritual a la gente. Es recíproco: la gente está en disposición de recibir y tú en disposición de dar”.
Álvaro Paiva es un hombre conversador, le gusta contar sus experiencias con detalles, con fechas y lugares que él mismo se exige decir. A primera vista, parece un poco tímido, pero no, es un hombre seguro de sí mismo. Para hablar descansa sobre el respaldar de la silla, cruza las piernas y se explaya hablando de lo que le toque, y si es de la MAU para él la plática será más emocionante. Va de prisa, pero no sin las pausas necesarias. Explica qué es la movida y cómo se originó. “Es un colectivo de ensambles de música venezolana que surgió súper naturalmente entre un grupo de músicos, que coincidíamos en varias de las agrupaciones en las que tocábamos y nos hacíamos suplencias. Éramos 20 chamos. Al principio sólo había cuatro grupos, y cada uno tenía su disco de música venezolana original, basado en la tradición, pero con espacio para lo moderno y la improvisación”.
El nombre que le da identidad a este colectivo parece rebuscado, pero surgió de un mensaje de texto que Paiva envió a los músicos de cada ensamble para reunirse un día a ensayar. Cuando se dieron cuenta, el nombre era perfecto para los fines que a futuro iban a alcanzar. La MAU se conformó de ensambles ya existentes: Sinvergüenza, Encayapa, C4 Trío, Nuevas Almas, Kamarata Jazz y Kapicúa, grupo en el cual Paiva ejecuta la guitarra. Se sonroja cuando se le pregunta si él dirige la movida. “No, yo no dirijo nada. De hecho, nadie dirige, yo sólo motorizo algunas cosas para que el movimiento agarre auge; pero cada grupo es independiente y tiene su propia vida”. Quedó claro, la MAU parte más del acuerdo y la voluntad de jóvenes músicos, que de una estructura que los dirija.
Paiva abre sus ojos, refleja emociones encontradas, se siente feliz cada vez que rememora la receptividad que ha tenido la MAU en sólo dos años. Actualmente, los ensambles se presentan todos los miércoles en la noche en Discovery Bar: un local nocturno que parece poco ideal para exhibir música venezolana. Para la sorpresa de muchos, ocurrió todo lo contrario, aunque el primer día de presentación —en agosto de 2007— el público asistente fue de 8 personas. Paiva se ríe al recordar a los pocos que fueron a apoyar el nacimiento de esta iniciativa; no obstante, se mantuvieron las presentaciones y para la celebración del primer aniversario se congregaron 400 personas. Cuando grabaron el disco en vivo, 600 personas apoyaron la movida; y para la grabación del DVD se aglomeraron un total de mil 200 seguidores, bajo la cubierta del Aula Magna de la UCV. Paiva había vaticinado el éxito, mucho antes de empezar con la idea, cuando le pidió a los dueños de Discovery Bar que confiaran en él, que el proyecto iba a tocar luz.
Frente a este nuevo reto, el joven recuerda con sabiduría unas palabras que el maestro Aldemaro Romero pronunció, cuando padeció duras críticas por la creación del género Onda Nueva: “Solo a los árboles que dan fruto les tiran piedras”. No sólo hace eco de esta frase por la admiración que mantiene por el maestro Romero, sino por las críticas que la MAU ha tenido que afrontar. “Hay personas que creen que la tradición es intocable. Nosotros creemos que la tradición es un asunto dinámico, que cambia a través del tiempo”. El deseo de Paiva es que dentro de 10 o 15 años surjan otras propuestas para mantener el nivel artístico en el país.
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Falta poco tiempo para que Paiva se retire a tocar junto a Alfredo Naranjo. Sin embargo, no puede quedarse con nada por dentro sobre lo nuevo que traerá la MAU. El lanzamiento del DVD, la gira nacional, la realización de un festival anual propio de la movida, y la salida internacional a Europa y Asia: algunos de los proyectos en la agenda de la MAU.
No ha salido de vacaciones por casi cinco años. Desde que llegó de la Gran Manzana vive ocupado, cuadrando ensayos y lugares para que la MAU se presente. Con todo, no deja de estudiar guitarra, ni de componer. Es un hombre que le ha dedicado su juventud a la música, y que aún tiene mucho para dar. Su deseo de ser más que un profesional exitoso lo llevó a los senderos de la música, de donde parece no se desviará jamás.
Súper sabrosa la lectura de esta entrevista…
No la había leído hasta hoy que una amiga periodista me envió el link. ¡Muchas gracias Andrea!
Que excelente entrevista, agradable leerla, ya se algo mas sobre el nacimiento de la Movida Acùstica Urbana. te felicito.