Manía por las alturas

Marco CayusoMarco Cayuso, miembro de Proyecto Cumbre, es montañista por vocación. Asegura que esta profesión requiere de retos, explorar tus límites, trabajar en equipo y tener paciencia para la planificación. Se encuentra desarrollando un nuevo proyecto de ascenso y se siente feliz

 Aritzaith T. Rodríguez Raymond / Cursante actual de Entrevista Periodística

Es reconocido como uno de los integrantes del grupo de montañistas que realizó, en el año 2001, la primera expedición venezolana al Everest. Con más de 25 años de experiencia en la escalada profesional, considera que la montaña ha determinado su personalidad y llegó a convertirse en su estilo de vida. En estos momentos se prepara para emprender un nuevo proyecto: ascender montañas sagradas.
Atrapado por una agenda de reuniones y actividades, en una mañana que parece no terminar, llega una hora después de lo acordado el montañista, y también ingeniero, Marco Cayuso, de 43 años de edad. Aunque había escrito con antelación para excusarse por el retraso, reitera sus disculpas y entabla un diálogo amistoso.
De contextura delgada y tez blanca, casi inmaculada, nadie pensaría que este venezolano lleva consigo el ascenso a las siete cumbres más altas de cada continente, o que ha estado bajo el sol inclemente de las montañas y selvas de Venezuela, Argentina, Colombia, Ecuador y Brasil.
A la interrogante “¿te puedo tutear?” siguió una sonrisa amplia, fresca, acompañada por un “sí claro, por supuesto”; y una hora llena de anécdotas, sueños, proyectos y un torrente de preguntas, según lo confesó el entrevistado.
 
De la ingeniería y la música al montañismo
Cayuso es muy expresivo, cada intervención va acompañada por un seguimiento de sus manos e incluso al recordar dramatiza las conversaciones que trae a colación. Se graduó en Ingeniería Electrónica de la Universidad Simón Bolívar (USB) después de siete años y medio. Asegura que el ritmo de esta casa universitaria le permitía llevar a la par sus estudios de música y la práctica del montañismo.
Confiesa que cada una de estas actividades eran facetas distintas, “de pronto una cosa era más científica, otra más artística y otra más física; de todas formas yo creo que muestra inquietudes de uno, y a mí me gusta el arte, me gusta la ciencia y me gustan los deportes”, concluye mientras sonríe. Para Cayuso el ser humano es un ser integral, tiene muchas cosas que explorar y una sola vida para atreverse a soñar y arriesgarse a buscar lo que quiere.
Un tanto sonrojado asegura que en varios momentos estuvo en la disyuntiva de escoger  entre ingeniería y música; finalmente hizo de su profesión el montañismo. Recuerda que ejerció la ingeniería unos meses después de graduarse.
Cuando terminé la carrera estaba más o menos claro de que no iba a querer trabajar en una empresa. No me había agradado mucho eso de trabajar en un ambiente con unos horarios, y tal… Me sentía como atrapado.
 Afirma que la mejor oficina que ha tenido la encontró al aire libre.
¿Y la música? Pasó a hobby. En estos momentos se considera un fiebrúo coleccionista de discos. Al momento de preguntarle por qué no continuó dice que esta profesión requería de mucha dedicación y disciplina, características que no cumplía por estar tres meses de expedición y luego tres meses más en recuperación. “Yo tocaba flauta y al regresar de las expediciones tenía que esperar que los labios se me aliviaran para volver a tocar (…). Pienso que eso me desmotivó un poco. Si no lo iba a hacer bien no lo hacía. Yo soy un poco radical en eso, si voy a hacer algo me gusta tratar de hacerlo bien.”
 
Vivir de la montaña
Cayuso no titubea, cada palabra y frase son pronunciadas con seguridad: “Yo podría decir que vivo de la montaña, que soy montañista profesional; pero realmente no es que lo único que haga para vivir sea eso”.
Hacer lo que le gusta no ha sido sencillo. Ha tenido distintos trabajos que le han permitido hacer ascenso. Por muchos años fue técnico en sonido de un equipo audiovisual que realizaba documentales de la naturaleza en las selvas y montañas de Suramérica. A la vez, daba cursos de escalada y era guía de excursiones a Mérida. Con el tiempo logró establecer su empresa de turismo de aventura —Aventurarte― bajo la cual continúa ofreciendo viajes, cursos y paseos, siempre relacionados al montañismo.
Reconoce que en Venezuela el medio de la montaña es bastante pequeño, y que hace 25 años era mucho más pequeño, por lo que quienes empezaban a escalar se conocían. En este momento sale a relucir cómo fue el proceso de conformación de Proyecto Cumbre. Los proyectos que acogieron los primeros años —inicios de los 90— y la búsqueda de sponsors.
Como si estuviese observando una imagen del pasado, Cayuso recuerda que para inicios de los 90 empieza a haber un proyecto concreto de ir a un 8 mil —hay 14 montañas en el mundo con más 8 mil metros en su haber y les llaman así, Los 8 mil—. Asegura que después de varios años de trabajo, específicamente en el 97, Proyecto Cumbre es la primera expedición venezolana que intentó un 8 mil en la montaña Dhaulagiri, ubicada en la Cordillera del Himalaya, Nepal.
 
Proyectos, expediciones y travesías
En este momento planifica un nuevo proyecto: Montañas Sagradas. “Los últimos años habíamos estado haciendo varias travesías —la del Cono Sur, la de Groenlandia— y quedamos con ganas de hacer más expedición de montaña”. Emocionado, con la expresión de un niño que habla de sueños y futuros éxitos, Cayuso explica en qué consiste la nueva propuesta de Proyecto Cumbre.
“La idea es ir a varias montañas en el mundo que tienen una significación especial para las culturas donde están ubicadas. Con este proyecto queremos ir a lugares que son interesantes, donde además haya una montaña que sea retadora, por la parte deportiva, en donde podamos aprender de otras culturas, y, un poco también, ir con la idea de generar material de divulgación; un documental, un libro…”.
Para quienes asumen el montañismo como un estilo de vida, esta actividad no es sólo hacer la expedición sino también compartir la experiencia del viaje.
El inicio del proyecto Montañas Sagradas está pautado para abril-mayo de 2010. Será en la Gurla Mandata, ubicada en el Tíbet. De acuerdo con Cayuso, “esta montaña ha generado poco interés, tiene apenas siete expediciones”. Este proyecto le representa un desafío bonito y deportivamente interesante.
 
Sobre todo un ser humano
La vida en este medio siempre implica sacrificios de parte de la familia y de cada uno de los escaladores. Ante este tema Cayuso reflexiona diciendo: “Las familias son parte del proyecto. En mi caso, mi esposa también hace montaña, de hecho nos conocimos escalando”. Ya sobre la hora, de manera discreta observa su reloj. Su interlocutora se apresura a decir: “Cuatros respuestas de rapidito”, su expresión se tornó en duda, susto; tal vez, y al final logró decir: “estas preguntas son las que más dan miedo”.
—Un placer culposo.
—Los helados.
—Un placer vergonzoso.
—¡Bestia! [pausa] No me avergüenzo de nada.
—Un placer deseado.
—Tener más dinero [risas].
—Un placer limitado.
—Tener discos, millones de más discos.
Ya listos para salir, cada quien a su destino, Cayuso se apresura a hacer la última pregunta: “¿No te gusta el montañismo?”