El huésped más incómodo

ravellEsta entrevista con Alberto Federico Ravell –ex presidente de Globovisión− fue realizada en marzo de 2008. Era jueves 28. El miércoles 27 había aparecido un puñado de exaltados ante las puertas del canal a pedir algo que ninguno de ellos acertó a definir con claridad. La relación entre Ravell, es decir, Globovisión, y el Gobierno chavista debería dar lugar a una tesis de grado. Hay mucha tela para cortar allí y aquí hay pistas que merecen seguimiento

Sebastián de la Nuez

Sus recuerdos son recuerdos de trabajo en la antigua OCI o en la Venezolana de Televisión que se estrenaba como ente estatal; son recuerdos de familia en el exilio durante el perezjimenismo entre La Habana y Trinidad. Son recuerdos de los grilletes de su papá (se llamaba igual) padecidos durante quince años en las mazmorras gomecistas. Falleció en 1960, y Rómulo Betancourt fue al sepelio con todo y sus manos recién quemadas en el atentado. Los recuerdos de este Alberto Federico son de Radio Continente, donde su viejo tuvo programas de éxito y donde él iba y venía desde los 15 años. A los 17 ya sabía de marketing sin saber que se llamaba marketing: prefirió, cuando le dieron la oportunidad, fundar una emisora de radio en Ciudad Bolívar antes que en Caracas. Porque allá no llegaba la televisión.
Este epítome massmediático de la Venezuela actual tiene una medio hermana y un hermano trece años menor. Su madre se llama María Beatriz Arreaza. Es un tipo con quien es fácil trabar conversación. Al cabo de hora y media de charla con TalCual, le entregan una cinta, quizás Betacam o una pulgada.  Contiene un video de 30 segundos donde, utilizando una foto y un par de frases, el canal Globovisión pide que liberen a Ingrid Betancourt.  El asesino Manuel Marulanda podrá reírse de tal ingenuidad. La productora armó el micro a partir de una idea que se le ocurrió a Ravell durante el almuerzo. Eso es parte de la diversión de un canal masivo de comunicación. Lo que se te ocurra al mediodía puede llegarle a cientos de miles de personas por la noche.
−Lo estaba observando anoche por televisión, ante la turba un rostro inescrutable. Uno no sabía si estaba pensando “qué ladilla” o “que esto no se convierta en otra cosa, por favor”.
−Sentí un poco de miedo cuando salí, lo reconozco. Y más cuando vi que casi todo el personal del canal, en su mayoría mujeres, salía detrás de mí. Pensé que si se presentaba una confrontación, sería complicado. Pero, por ejemplo, cuando me le acerqué a la persona que estaba leyendo el documento, reaccionó, se puso un poco nervioso, pero al final me dio la mano y tuvo una mirada amigable. Él mismo fue quien tranquilizó a la gente. El peligro en esos casos es que salga un loco y te dé un palo por la cabeza. Y yo no puedo aparecerme rodeado de guardias. Más bien,  cuando me estaba regresando, no me gustó que se me acercaran los policías. Es un riesgo que uno asume y ya. Mi abuelo decía que quien monte un botiquín sabe que va a tratar con borrachos… Eso se aplica en cualquier actividad.
−Pero anoche no pasó nada. ¿Era la Guardia Nacional que estaba allí?
−No, policías metropolitanos, que tuvieron una actuación muy buena. Trataron de apaciguar a los más exaltados. Uno de los problemas delicados en ese tipo de manifestación, sobre todo en este sitio que es de difícil acceso, es que viene gente que traen en autobuses. A algunos de ellos los tienen desde el mediodía echándose palos. Y al final recoges en la calle las botellas vacías de anís y ron. No es una buena mezcla con la política. Pero ellos se sorprenden que salgas y los saludes. Y se sorprenden que les abras las cámaras y les dejes decir lo que quieran. Cada vez que vienen aquí, hablan de buena manera o nos insultan, pero lo pueden decir por Globovisión.
−¿Esa gente es moldeable?
−Claro que sí. Este no es un país de marcianos. Aquí los boinas rojas fueron boinas blancas, y amarillas, y anaranjadas… Es la misma gente con aspiraciones, y cuando no se las cumplen vuelven a cambiar la boina a otro color. O la gorra.
−Se ha radicalizado Globovisión, ¿no?
−Fíjate que no. Lo que más acusa el Gobierno es un segmento que se llama Usted lo vio, y lo que hace es repetir textualmente lo que dice la gente del Gobierno o de la oposición o quien sea. Sucede que si cometes una torpeza o dices algo de lo que deseas arrepentirte, y viene un canal de televisión y te lo machaca veinte veces al día, te molesta. A la gente no le gusta que le repitan cuando comete un error.
−¿Cómo ve al personal periodístico de Globovisión que sale a la calle? A veces se le critica que no sabe repreguntar.
−El periodista tiene que entender que es el mensajero de la noticia y no su protagonista. Tiene que dejar que el entrevistado hable, pero también insistirle en que conteste la pregunta que le están haciendo. Muchas veces yo lo hago incluso por ejercicio: no insisten en preguntarme y sigo por otro tema. Los periodistas se han convertido en actores, van a los restaurantes y la gente los saluda. Creo que en un momento en que el país se normalice, cada quien tendrá que jugar de nuevo su rol y el periodista será el periodista, y el invitado será la estrella del programa…
−¿Cree que eso es así de fácil? Hay unos vicios que se han creado.
−También está el periodista que hace una pregunta ya malintencionada, que te induce a un tipo de respuesta, que te quiere acorralar. Pero la mejor entrevista que pueden hacer es cuando hacen preguntas bien duras que te sacan de tu centro. Hay un personaje que hace tiempo queremos entrevistar, y le dijo a la reportera que le pasara primero las preguntas. Ella está loca por conseguir esa entrevista pero le dijo que no le iba a dar las preguntas. Le puede dar los temas pero no las preguntas. Y por otro lado la gente del Gobierno tiene temor de venir acá porque piensan que los pueden criticar. Creo que es un error no utilizar este canal como vehículo para hacer su publicidad. ¿A quiénes quieren convencer ellos? ¿A quienes ven el canal 8 o a quienes ven Globovisión?
−¿Qué parte de la torta le está tocando a Globovisión en publicidad?
−Lo que te puedo decir es que nos estamos dejando de comer un gran pedazo de torta, que es la publicidad oficial. Con sólo quitar “Aló ciudadano”, “Grado 33” o Usted lo vio estoy seguro de que el Gobierno se sentiría feliz y nos llenaría de cuñas de Pdvsa. Pero en la noche no me dejarían entrar a mi casa y no me podría afeitar por la mañana viéndome en el espejo. El camino más fácil es moderar, conciliar y estar de acuerdo con muchas cosas con las que realmente no lo estás. Y así hacer un gran negocio. Pero entonces la gente que no es afecta al Gobierno nos caería a palos en la calle y vendría a tomar el canal por la noche. Tampoco ves publicidad oficial en TalCual. Pero a nosotros no nos han hecho falta esos avisos. Acabamos de perder tres clientes importantísimos, que son Cantv, Movilnet y La Electricidad de Caracas. Eliminaron las compras sin ninguna explicación razonable.
−Eso está penalizado en algunos países. Cuando el Gobierno reparte, debe hacerlo por igual.
−Yo no creo en eso. Porque hay muchos medios que no tienen circulación. El Gobierno está en libertad para anunciar donde quiera, pero no está en libertad de presionar tu línea editorial. Aquí ha habido clientes en problemas y se les dice que vengan a contestar, para ver las dos caras de la moneda; pero no puedes ocultar que están vendiendo leche envenenada porque el lechero sea cliente tuyo. Eso te lo cobran muy duro los televidentes.
−¿Qué cuentas pendientes tiene Globovisión con el Seniat y Conatel?
−Con ninguno de los dos. Pagamos un dineral en impuestos y, en mi caso personal, me hicieron un reparo porque no estuvieron de acuerdo con mi declaración.  Me pusieron una multa y pagué. No nos van a agarrar por ese lado. Estamos al día con todos los organismos; que tengamos discrepancias, es otra cosa. Pero eso se dirime con un reparo y una multa. Tuvimos una excelente relación con Vielma Mora, discutíamos con él en el terreno legal. Nunca le planteamos un problema nuestro, personal.
−¿Y con Conatel?
−Tiene una microondas nuestra y no nos da permiso ni siquiera para un radio. Cualquier petición que le hagamos nos la niega. A cada momento el Presidente le dice a Conatel que actúe, Lina Ron le dice lo mismo; la única forma que tiene Conatel de cerrarnos es de manera ilegal porque incluso cumplimos con la Ley de Contenidos, lo que no hacen los canales oficiales porque no tienen suficientes productores nacionales o no respetan las escenas violentas en ciertos horarios.
−En cualquier caso, ¿Globovisión ha cometido excesos?
−Quizás ha cometido excesos. Recuerda que aquí hubo una época en que los medios jugamos un papel político. No había ningún tipo de organización política, y por ejemplo, Gaviria, en vez de reunirse con un jefe de la oposición, porque no lo había, se reunía con los medios. Quizás jugamos un papel que no nos correspondía, pero el único sitio donde la gente iba a quejarse, echar sus cuentos, eran los medios. El contralor es del Gobierno; el fiscal, igual; el TSJ lo maneja el Gobierno; el defensor del pueblo es el activista más grande del Gobierno. Y tenemos el caso de que el ex presidente del CNE, el organismo que debe velar por la imparcialidad, sale y se convierte en el principal activista del partido de gobierno.
−Dígame algo de Gustavo Cisneros, lo que quiera.
−(Larga pausa) Es un empresario que tiene muchísimo dinero, muchísimos negocios.
 
Definir al chavismo
La gente que fue a manifestar la noche del miércoles 27 se retiró, pues, en paz. Habían amenazado con pernoctar allí toda la noche en una especie de guarimba. Según Ravell, por retirarse, se perdieron de un chocolate caliente y unos cachitos que les iban a ofrecer en la madrugada.
−Parece que el chavismo duro ya no tiene mucho fuelle.
−El mismo Presidente se los dijo, que es un error que vayan a Globovisión a hacer ese tipo de manifestaciones.
−Se los dijo porque le habían estropeado su show. Si hubiese sido otro día no dice nada.
−No, yo creo que el Presidente está consciente (de) que esa gente que viene para acá en un momento dado puede cometer un exceso y no creo que al Gobierno le convenga un muerto en la fachada de Globovisión. Porque el muerto va a ser nuestro. Nosotros ni estamos armados ni tenemos guardaespaldas.
−¿Le gustaría que Chávez cayera antes de los cinco años que le quedan?
−No. Sería el primero en ir a Miraflores a respaldar al Presidente. Quiero que el Presidente termine su gobierno y rinda cuentas , y salga de la Asamblea por la puerta de atrás y vea cómo ha quedado el país. Además, creo que ganó constitucionalmente y tiene que salir por elecciones- Hubiese sido un desastre que lo de abril se consolidase. Ya tendríamos a Chávez de vuelta en Venezuela como un héroe. Yo le ruego al Presidente que no se le ocurra renunciar, tiene que quedarse hasta el final. Quizás en algún momento le suene la campana y se dé cuenta de que tiene primero que resolver los problemas de Venezuela antes que los de Cuba o Nicaragua.
−Entonces, ¿en Venezuela hay libertad de expresión?
−Cuando me preguntan eso, digo que es relativa. Puedes decir lo que quieras, pero el riesgo es alto. Tenemos más de cincuenta procedimientos abiertos, penales, civiles, mercantiles… Entre juicios y procedimientos estamos llegando a sesenta. No nos dan ninguna permisología nueva. El Gobierno no nos da publicidad. Hasta que llegó Izarra, no nos daban acceso a las fuentes de información. Eso ha mejorado. Y por otro lado, el riesgo que corren los periodistas al salir a la calle.
−¿Cómo definiría usted a este Gobierno?
−Es autoritario, personalista, lleno de ego y prepotente. Creo que a raíz del cierre de RCTV aterrizó y vio que hay problemas de los que hay que ocuparse y que no se puede estar todo el día agrediendo a la gente. El cierre de RCTV marcó el punto donde el Gobierno empieza a bajar no sólo nacional sino internacionalmente. Imagínate este Gobierno sin el petróleo al precio que está. Los gallineros verticales no funcionaron, los cultivos hidropónicos tampoco, no te puedes bañar en el Guaire, la piscina de olas de Fruto Vivas en La Carlota no ha producido la primera ola, La Guzmania no ha sido convertida en Universidad, los niños de la calle siguen en la calle, no hay un preso por corrupción… Creo que en Venezuela la gente no soporta a un presidente más de cinco años.