Laureano Márquez mezcla humor y política para producir una crítica social que se clava con hondura. La risa cautiva. Este canario-venezolano lo sabe, y sabe también sus consecuencias: ha experimentado dos retaliaciones gubernamentales en directo
Verónica I. Figueiral D. / Cursante de Entrevista Periodística
Jessica Naranjo —su mano derecha y amiga desde hace poco más de una década— cuenta que Laureano Márquez fue un niño muy tremendo. Una vez se le ocurrió jugarle una broma a su papá, Olegario Márquez. Afuera del negocio familiar, un frigorífico ubicado en la ciudad de Maracay, se encontraba aparcado el carro de su padre. Delante de éste se hallaba estacionado otro vehículo idéntico, pero tenía la carrocería rayada y estaba chocado por todas partes. Al verlo, el ingenioso Laureano corrió hasta donde su papá y le dijo: “Mira lo que le hice al carro”.
Recibió una paliza que todavía recuerda. Ese día descubrió su vocación humorística y la represión que conlleva.
Durante el gobierno de Hugo Chávez, y en criterio de Márquez, ya son dos las represalias políticas contra el tabloide caraqueño Tal Cual por el hecho de ser crítico acérrimo del actual régimen. En ambos casos se trató de editoriales bajo la autoría de Laureano.
El más reciente data del pasado 29 de enero, titulado “Venezuela sin Esteban”. En el texto, valiéndose de la imaginación, Márquez plasma su visión del país una vez que el presidente Chávez deje el poder. A raíz de este artículo, el Ministerio de Comunicación e Información, dirigido por Blanca Eckhout, pidió a la Fiscalía investigar a su autor por invitar “a un plan golpista, genocida y terrorista”, punto que el humorista negó. Para él las únicas acciones que justifican la salida del poder de cualquier mandatario son la paz, la tolerancia y las elecciones.
A Emilio Lovera, su alma gemela en el humor, le parece “increíble que algo que haga reír sea considerado ilegal”.
Nobleza, amor y fe
En 2005 dirigió una carta titulada “Querida Rosinés” a la hija menor del presidente Chávez, lo que le costó a Tal Cual una multa de 50 mil dólares.
Ante tal represalia política, el ex presidente venezolano Rafael Caldera dirigió un escrito de apoyo al periódico y participó en la colecta que se organizó para cancelar la sanción. Laureano quedó conmovido con el gesto del ex mandatario, a quien durante la década en la que estuvo trabajando en Radio Rochela —“su gran escuela”, aquí inició su carrera humorística que casi alcanza las tres décadas— parodió hasta el cansancio.
De todas las personalidades que interpretó en este programa —realizó imitaciones desde Mahatma Gandhi hasta Benito Mussolini—, se identifica con Rafael Caldera y el papa Juan Pablo II porque comparte la filosofía de vida de estos personajes y, como él mismo sostiene, logró “meterse en sus almas para vivirlos intensamente”. Márquez es muy creyente: es devoto de la Virgen de Guadalupe —patrona de México— y de la Virgen de la Candelaria —venerada en las Islas Canarias, especialmente en Tenerife, lugar de su aparición y en el que el 4 de julio de 1963 nació el humorista. Era el día de San Laureano de lo cual, y por tradición, deriva su nombre.
De hecho, el oficio no consumado de Laureano —especialista en carreras inconclusas: no termina Derecho, ni Filosofía, ni Teología— es el de sacerdote, del que tantos chistes hace: “A los cinco años, se sabe la misa de memoria y rompe una cortina para hacer una sotana y disfrazarse de cura. A los seis años tiene su primera novia y cuelga los hábitos”, narra en tercera persona en su página Web.
En su tiempo libre, Márquez pinta íconos católicos, escucha cantos gregorianos y lee una selección de textos de Mariano Picón Salas que le regaló el padre Luís Ugalde, rector de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB). En sus planes está el viajar a Israel con el fin de conocer Jerusalén. También pasa mucho tiempo con su hija Laura, de diez años de edad: la lleva al cine, a la playa, a jugar maquinitas, a sus clases de teatro… Magaly Pérez, madre de la pequeña, ha sido la única esposa y el “único amor” del humorista. Con ella cultiva una bonita amistad a pesar de su reciente divorcio.
Para Rafael Cardoso, su amigo, Laureano Márquez es una de las mejores personas que conoce:
Una cualidad que resalta en él es su bondad, su compromiso por defender al pobre, al oprimido y al débil. Siempre buscará disminuir la imagen del poder para colocarlo a la altura del hombre común. Te hace sentir importante.
Es hijo de inmigrantes de la España de posguerra. A los siete años de edad fue cuando conoció a su papá, pues éste viajó a Venezuela cuando Laureano se encontraba en el vientre de su mamá. Actualmente, sus progenitores fallecieron y sus dos hermanos —Valerio, el mayor y Yamilet, la menor— viven en las Islas Canarias, por lo que los visita en épocas festivas.
Para el periodista Agapito Maestre, la procedencia de Márquez juega un papel determinante en su defensa ante el hecho de que “está siendo acosado otra vez” por el gobierno de Hugo Chávez. Por ello, Maestre dirigió su columna publicada el 31 de enero en el medio Libertad Digital a José Luis Rodríguez Zapatero, con el fin de solicitarle que defienda a Laureano, un ciudadano tan venezolano como español, “de las ignominias, mentiras y calumnias de un régimen totalitario”.
Pero Márquez no espera que Zapatero lo defienda: “De eso me encargo yo. Respondo a lo que hago. El gobierno de Zapatero se ha comprometido muy abiertamente con el de Chávez, lo que ha significado muchas arbitrariedades”.
Recientemente, el Colegio Nacional de Periodistas y el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Prensa emitieron un comunicado titulado “Venezuela: zona desastre para el ejercicio de la libertad de expresión y del periodismo”. Punto con el que Márquez converge: “Aquí hay cierre de medios, presos políticos, persecuciones y agresiones a periodistas. Hay arbitrariedad, injusticia y venganza”.
El Chaplin venezolano
Márquez ha desarrollado su carrera humorística principalmente en el teatro, en piezas como El Pantaletazo, Por qué somos como somos y La Reconstituyente, por nombrar sólo algunas.
Al exterior ha trasladado varias obras adaptadas a contextos más universales. En su país natal tuvo que presentarse en la Plaza de España de Madrid, dado a la cantidad de personas que querían verlo actuar. En Argentina participó en el programa Video Match, un concurso de humoristas latinoamericanos organizado por la televisora Telefé, en el que Laureano obtuvo el primer lugar y Emilio Lovera el segundo.
Es autor de tres libros de humor: Se sufre pero se goza, El código bochinche y Amorcito corazón. Este último bajo la dirección de Leonardo Padrón —a quien admira como entrevistador—, es el único que se aparta de la política, el tema central de toda su obra, gracias a la influencia que tuvo para él graduarse en Ciencias Políticas en la Universidad Central de Venezuela.
El humor como forma de hacer crítica social sin agredir a los demás es el que promueve Laureano Márquez en sus piezas. En ello se halla una marcada influencia de Charles Chaplin, su comediante favorito, cuyas películas, Tiempos modernos y El dictador, mantiene como preferidas.
Como en todas sus piezas, siempre ofrece una reflexión. Esta vez estuvo dirigida a los alumnos de la cátedra Entrevista Periodística, impartida por el profesor Sebastián de la Nuez en la UCAB:
Se estudia periodismo para comprometerse con la búsqueda de la verdad. Una meta que no se alcanza nunca. Lo importante es estar lo más cercanamente posible a ella. No se desanimen por el mal momento que vive el periodismo. Quien actualmente se compromete con él tiene que luchar mucho para ejercer su trabajo, pero al final todo resultará en engrandecimiento personal y riqueza espiritual.
Me gustó muchísimo esta entrevista. Es agradable conocer otras facetas de personas que son reconocidas por su humor y forma de ver las situaciones socio-políticas del país.
Además que el cierre es un consejo maravilloso…
Felicitaciones Vero!