He aquí un grupo de normas fundamentales que harán posible una entrevista en la que el lector sabrá de qué le hablan, quién le habla y por qué dos individuos le interrumpen su siesta prometiéndole algo noticioso
- El propósito de la entrevista (el por qué se le hace al personaje en ese momento) deberá explicarse en el sumario, o bien en el lead.
- La finalidad de las entrevistas es dar a conocer las opiniones e ideas del personaje, nunca las del entrevistador.
- Las preguntas deben escribirse en negritas. Deben ser breves y directas. Evitar que contengan implícita la respuesta.
- Es lícito «limpiar» las respuestas del entrevistado de las muletillas propias del lenguaje coloquial, así como de las repeticiones que al hablar son imperceptibles, pero que en el lenguaje escrito lucen redundantes.
- •Hay que dejar hablar al entrevistado. Las respuestas extensas deben ser condensadas siempre que no se mutile la idea. •En las entrevistas se tratará siempre al interlocutor de usted.
- En la entrevista, los guiones tienen la función de orientar al lector separando la voz de uno y otro interlocutor. Es incorrecto, por lo tanto, colocar un guión en párrafo aparte cuando sigue hablando la misma persona. Si la respuesta es muy larga, debe sintetizarse o, si no queda otro remedio,
- Debe evitarse la proliferación de latiguillos tales como dijo, acotó, prosiguió, afirmó, manifestó, etcétera. Es obvio que en una entrevista el personaje realiza todas esas acciones. Hay periodistas que llegan a colocar en el último párrafo frases como «manifestó para concluir». Si utilizamos alguno de esos latiguillos, debe ser en el caso de que pueda haber alguna duda acerca de quién habla.
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