Disparen sobre WikiLeaks

Se les pidió a tres personas que consignasen, de manera breve, sus opiniones en torno al fenómeno que ha significado WikiLeaks. Esto es lo que respondieron Fernando Mires, Ewald Scharfenberg y José Rafael Briceño

Fernando Mires, profesor en la Universidad de Oldenburg (Alemania), chileno, autor de numerosos artículos y libros sobre filosofía política, política internacional y ciencias sociales:

 Ya tanto se ha hablado de WikiLeaks que resulta imposible decir algo nuevo de ahí que mi opinión, en el mejor de los casos sólo puede ser una síntesis de otras que he escuchado al respecto

Por de pronto WikiLeaks no ha revelado nada que nadie supiera. No hay ninguna nación en riesgo, no hay ningún secreto de Estado al descubierto. El escándalo proviene del hecho de que reveló opiniones que todos sabían eran mantenidas por diversos gobernantes y jerarcas políticos. Es decir, nos encontramos frente a una situación donde el problema reside en decir lo que todo el mundo sabe pero que por razones diplomáticas no se pueden decir públicamente. Se repite entonces, sólo que a escala internética, la vieja fábula de «el Rey está desnudo». Sólo un niño puede decir que el rey está desnudo. WikiLeaks no es más que un niño: astuto e inocente. Y si bien la astucia es permitida, la inocencia, sobre todo en la política internacional, no puede ser aceptada. Puede causar estragos.

WikiLeaks juega según las reglas del juego establecidas en toda democracia. En toda democracia está vetado violar secretos personales, mas no secretos públicos. Y la política es la profesión más pública de todas las profesiones. El deber de un periodista político, a la vez, es revelar los secretos políticos. El deber de los políticos, es saber guardarlos. Los políticos perdieron el juego, y no saben perder.

Tienen por lo demás una razón, los políticos. WikiLeaks no ha dañado a nadie, pero sí ha mostrado el poder de alcance de sus armas digitales. Lo que sí ha revelado Assange es lo que se podría revelar si es que se quiere revelarlo. El temor de la política reside en que muchos suponen que WikiLeaks sabe mucho más de lo que ha dicho: entonces eso, lo que no ha dicho, o lo que podría llegar a decir, pero no lo que dijo, es lo que aterra a la política mundial.

Por lo demás, revelar secretos diplomáticos en una democracia no es tan difícil. Mi proposición sería que las naciones democráticas de la tierra contraten los servicios de WikiLeaks y los pongan en acción en contra de las dictaduras del planeta, que esas si tienen secretos, y muy ocultos.

Creo que me pasé de las 12 líneas.

Ewald Scharfenberg, periodista venezolano, director del Instituto Prensa y Sociedad:

WikiLeaks es una importante traducción a términos concretos de las posibilidades de las nuevas tecnologías en favor del periodismo y de la transparencia ciudadana. El mejor periodismo −diría yo que el más genuino− tiene que ver con la constatación de hechos para relatar una historia. En esa tarea, el reporterismo documental siempre se ha tropezado con el inmenso reto de hallar proactivamente las fuentes más fidedignas y de protegerlas, al mismo tiempo. WikiLeaks representa una respuesta ante esa dificultad: permite al informante poner en línea documentación valiosa casi sin posibilidad de que sea rastreado. Fue la función original de WikiLeaks. Pasó que las últimas filtraciones (empezando por el acribillamiento de ciudadanos iraquíes desde un helicóptero artillado estadounidense) elevaron de manera impensada el perfil del sitio y del propio Julian Assange. Los escapes masivos de información terminaron por distorsionar su actuación: de mero recurso, WikiLeaks pasó a ser protagonista. Creo que el pináculo del malentendido estuvo en la serie sobre Afganistán, donde se publicaron indiscriminadamente informes de toda índole, donde se llegó a divulgar nombres de colaboradores de la Otan en el terreno, a los que sin duda se puso en riesgo. Una verdadera ironía, toda vez que en la raíz histórica del sitio yace el propósito de proteger la vida e integridad de las fuentes. Por fortuna, para las siguientes filtraciones masivas (sobre Irak y el denominado Cablegate), responsables de algunos de los medios internacionales con mejores prácticas periodísticas (The Guardian, Der Spiegel, The New York Times), lograron persuadir a Assange para que les ofreciera el material por adelantado, de modo de digerirlo, jerarquizarlo, comprobar las versiones más controversiales y, finalmente, ofrecer historias. Creo que este último procedimiento ha devuelto a WikiLeaks a su dimensión más útil y valiosa.

José Rafael Briceño, venezolano, profesor de la Universidad Católica Andrés Bello, creador del programa vía Internet «Que se vayan todos»:

Sabíamos que ninguna información almacenada en formato digital estaba segura, sabíamos que los piratas digitales pueden acceder a cualquier servidor, lo que no sabíamos es que quienes tienen las riendas de la política exterior del país más poderoso del mundo no lo sabían.