CARTAS DESDE EL NUEVO MUNDO

No hay que exagerar pues ya no es ni tan nuevo: en todo caso, son textos escritos por los estudiantes del Noveno Semestre (ver entrada de abajo) en respuesta a un artículo de Antonio Muñoz Molina aparecido el domingo 23 de enero en el diario El País

 

Aquello de hacer un descubrimiento nuevo todos los días en la literatura, en la escritura y en la lectura lo creo tan cierto como que los profesores que llevan años dictando la misma clase de crónica, entrevista o cualquier otra cátedra se vislumbran con una nota bien escrita y que además sientan la necesidad de tomarla como modelo para sus propios textos.

Creo también en que cada día que pasa le gusta más su carrera. Comparto ese sentimiento a pesar de las limitaciones políticas y sociales que se les imponen a los periodistas en mi país y lo mal remunerado que es este oficio de tiempo completo. Pero a pesar de todo y otros detalles más que se desvían del tema, considero que por ser una profesión de retos la hace aún más atractiva, por lo menos en mi caso.

Estoy de acuerdo en que, empezando por un libro hasta una pequeña nota, las experiencias humanas, las sensaciones, las anécdotas bien documentadas, los olores y las sensaciones son el gancho para atrapar al lector en la historia.

Para finalizar agregaré una reflexión número 21. No debemos escribir para un editor, para un profesor, ni siquiera para uno mismo; se debe escribir para el lector que tiene ansias de saber. Parece fácil y todos lo saben, pero a veces lo olvidamos ya sea por presión, aceptación o cualquier otra excusa. Ojalá muchos de los que estamos empezando en este ir y venir del lenguaje, como usted lo calificó, seamos capaces de celebrar tantos años de experiencias y reconocer con humildad que hasta el final siempre se aprende y se reflexiona sobre algo.

Andreyna Rodríguez Drumond

 

Epa, Toni:

No nos conocemos, pero algodón de tus veinte lecciones comparto. Sobre todo cuando dices que la música,  la pintura y la fotografía contienen lecciones fundamentales para el oficio del periodista. Tú, sabes, pues. De la música: el flow, el ritmo, el tiqui-taca del punto y coma, aquí, allá. De la pintura, mirar, ubicar, ubicatex… Tú sabes. De la fotografía: las sombras de los retratos, las frentes iluminadas… de esas brillantes medio grasosas por el calor de Caracas.

Porque sabrás que soy de Caracas, Toni. Y aquí, especialmente a final del penúltimo semestre universitario, sí que se necesita mucha efervescencia del efecto de cualquier droga, de la nicotina o del alcohol. Esas bagatelas que son para ti un gasto inútil de energía física y mental. Porque aquí necesitas, a veces, dejar de sentir. Hay cosas que no se entienden y duelen demasiado, Toni. Y el ejercicio físico que te motiva a escribir a ti, lo usa uno aquí para correr de los choros y llegar a historias que de una u otra manera te calmen.

Pero hay algo que, al iniciar cada día, compartimos: ambos paseamos por las ciudades que amamos y nos encanta estar cerca de las personas queridas y de acordarnos de las que se fueron, porque, Toni, aquí la gente se está yendo porque les da miedo las elecciones del 2012. La gente se ha ido porque hay que aprovechar Cadivi, Toni. Porque desesperados, así como tú escribes un libro nuevo, si hay suerte, quieren cometer errores distintos a los que cometen aquellos que se quedan.

Te digo, Toni, que quiero que los veinte años que hicieron cambiar tu vida pasen aquí para cambiar las nuestras. Y que, en la historia, quede en veinte lecciones cómo crecer poco a poco como país.

Marian Licheri

 

Primero que todo, gracias por compartir sus hallazgos con nosotros. Espero que poco a poco cada uno de los que disfrutamos teclear entrevistas, historias, reportajes o crónicas vayamos descubriendo estas cosas en nuestros textos. En veinte años quiero saber más de veinte cosas. Y en cuarenta me gustaría escribir mil lecciones. Gracias por ser fuente de inspiración para los que comenzamos a sembrar la semilla de la escritura. Saludos.

Grecia Toukoumidis

 

No creo que las novelas sean enteramente ficción, porque antes de escribir hay que vivir, reflexionar, enlazar, y ningún producto de la creatividad, ni siquiera un texto, existe sin experiencia. Toda persona tiene una historia que vale la pena ser contada, y todo escritor tiene la posibilidad de jugar con ella. Sin contacto con el mundo exterior no hay mundo interior que sea capaz de originar.

El sonido singular de la propia voz no es estilo. El estilo es el uso perfecto de un medio imperfecto. El carácter propio reflejado en palabras no puede ser imitado.

La confianza excesiva en las facultades propias en sí es una limitación. Inseguridad, desaliento e incertidumbre son armas contra la confianza, oportunidades para aprender por ensayo y error. Se aprende haciendo y se hace aprendiendo: en la cotidianidad está la clave para empezar.

El lector común aficionado es sencillo: si hay algo que pueda atraparlo, lo atrapará. Los expertos, críticos o profesores pueden distraerse haciendo comparaciones y perder así la oportunidad de dejarse atrapar.

Decir que la música es composición y flujo de tiempo y la pintura una disciplina de la observación y el espacio es degradar su condición de arte. Son similitudes, quizás, con el arte de la palabra, pero  el arte genera estímulos que no necesitan ser entendidos, ni racionalizados, para ser. En palabras de Oscar Wilde, “todo arte es completamente inútil”.

Quien pierde la capacidad para ser impresionado, pierde el sentido de vivir. Quien pierde el sentido de vivir, pierde también la capacidad para escribir. 

Mariana Bernárdez S.