LA FOTO PRECISA

William Dumont comenzó como mensajero interno en El Nacional, a finales de los años 80. Un día se compró una Canon F-1 mecánica y unos rollos con su propia plata. Víctor Hugo Irazábal, diseñador del suplemento Feriado, lo ayudó para que se metiera en la escuela Cristóbal Rojas. Así se hizo fotógrafo. Uno de los mejores. Se fue poniendo cerca, cada vez más cerca para recoger las marchas de la oposición o las concentraciones del oficialismo. Una alumna del Noveno Semestre de Periodismo escribió una reseña sobre su visita al aula de clases

 

Andrea Montilla

Se escabulle rápido entre las ráfagas, el flash y las miradas de los otros colegas. Allí donde los ojos de los demás no se han fijado, está su foco. La diferencia de su arte estriba en imprimir el lado personal, ampliar la mirada y disparar desde otro ángulo.

Hay mucho de intuición, de soltura de la personalidad.

Dumont hace un primer acercamiento. La atención a los detalles del lugar que rodea la entrevista, las formas de expresión del individuo y los gestos al hablar pueden resultar beneficiosos para hacer una fotografía diferente. Incluso, asegura que la existencia de objetos cercanos al personaje añade información complementaria y le da un rasgo distintivo al cuadro.

En circunstancias en que la fotografía se pudiera presentar menos espontánea y más posada –porque el entrevistado se percató de la presencia de la cámara, por ejemplo–, hay que aprovechar ese instante: la forma en que el individuo se desenvuelve frente al lente y fija su mirada, dice mucho acerca de su personalidad.

El fotógrafo sabe en qué momento el lente deberá captar una imagen. Para eso, la atención importa y mucho: aguardar el instante preciso y pertinente para detener un gesto en el cuadro. Se trata de una habilidad que, más allá de la técnica, se adquiere con el tiempo y la experiencia.

Sin embargo, hay técnicas que pueden ser útiles para mejorar una fotografía, pues sirven de apoyo para rescatar detalles de la imagen y resaltar elementos. Dumont recomienda Photoshop, pero hasta cierto punto: para modificar la iluminación o el enfoque, no para eliminar o agregar elementos. Esta última práctica tergiversaría la realidad.

EL FACTOR GEOMÉTRICO

El fotorreportero señala que otra técnica a la que se debe prestar cuidado es la presencia de figuras geométricas en el encuadre, lo que ayudaría a mantener un equilibrio estético sin perder la intencionalidad. Este arte se presta, especialmente, para fotografiar elementos arquitectónicos.

El fotógrafo tiene un objetivo claro al momento de retratar a una persona: conmover al público y transmitirle algo. ¿Algo como qué? Se trata de una decisión personal. Una vez más, la intuición protagoniza. En segundo plano quedan las técnicas, los manuales y las teorías existentes.

La forma de capturar la escena puede producir ciertas sensaciones. Dumont muestra una fotografía realizada por él, donde se observa a una joven sentada, un poco encorvada, con expresión triste –víctima del asesinato de un familiar–. El fotógrafo decidió captar el momento tomando en cuenta el vacío en la parte superior de la cabeza de la muchacha. De esta forma, la foto da la impresión de soledad.

Dumont advierte que, ante una realidad en movimiento, el fotoperiodista debe pensar, primero, en lo que desea ver su lector. Luego, en las exigencias del editor del periódico. Y, por último, en sus propias inclinaciones.