UN TRAZO INEQUÍVOCO

Agudeza. Ingenio. Pulso. Un concepto. Un dibujo. Lápiz y papel. Expresiones exacerbadas. Color. Multicolor. Allí está. Lista. La caricatura de Edo del día siguiente, la que usted buscará mañana para alabar o criticar

Patricia González

Las oficinas del periódico El Mundo, Economía y Negocios son pequeños cubículos, con uno de sus lados de ventanales de cristal que dejan al descubierto su interior. En esencia, para quien las observe desde afuera, todas son bastante parecidas. Sólo una de ellas se sale de la regla. Al llegar al pasillo, cualquier persona reconocería al instante a quién pertenece esa oficina que se encuentra a mano izquierda. ¿Por qué? Porque en ella está plasmada con exactitud la personalidad y el particular estilo de Eduardo Sanabria, conocido por su seudónimo Edo. El caricaturista que colorea con su trazo la cotidianidad del venezolano, lo que parece obvio, pero que pocos ven.

Allí, en su oficina, se pueden encontrar reunidos en miniatura a Homero Simpson, Superman, Batman, El Guasón, Buzz Lightyear, Wally, a los héroes y villanos de La guerra de las galaxias, y hasta a los tres chiflados jugando golf  sobre el escritorio del caricaturista. Pero además de toparse con estos personajes, en la oficina de Edo, se pueden ver trozos de su vida personal y laboral estampados en la pared: fotografías de Marcel, su esposa, y de Sofía, su hija de tres años de edad; artículos de prensa que hablan de su trabajo y algunas de sus caricaturas más famosas sobre personajes que forman parte del imaginario colectivo.

Para completar la colección de objetos preciados, sobre el amplio escritorio también se acumulan revistas y CD musicales. Al primer vistazo su nombre aparecerá plastificado en cada rincón de este cubículo. Su mundo.

Edo es tal cual la carita que aparece sobre una franja negra en todas sus caricaturas y que, junto a su seudónimo, ya identifica como su sello personal: cara redonda, cabello negro, barba candado, cejas ovaladas y ojos negros. Su cuerpo también es de contextura gruesa. A sus 40 años,  viste con total seguridad una franela, color amarillo, de Homero Simpson. Así es él, de espíritu joven.

Su único hermano, Ricardo Sanabria –ocho  años menor que él–, lo describe como una persona sabia, quien siempre le brinda los mejores consejos; reservada, calmada y de pocas palabras. Para Ricardo, Edo también ha significado un amigo y un padre, porque luego del divorcio de sus padres, Edo representó de alguna manera a la figura paterna, sin que dejara de existir esa camaradería de hermanos.

 

Coordenadas

Desde niño, Edo fue aficionado a los cómics e historietas. Las primeras que llegaron a sus manos fueron las de los superhéroes americanos: Superman, Batman, La linterna verde. El humorismo gráfico lo conoció por primera vez con Quino, en las historietas de Mafalda, le fascinaba su trabajo y además lo sentía cercano.

La influencia más directa que tuvo Edo en sus años de juventud fue la de su tío Pablo, quien también poseía la vena artística. «Recuerdo que una vez dibujó en las paredes de su cuarto a Los Beatles. A mí me encantaba como él dibujaba. Yo quería dibujar como él». A diferencia de Edo, su tío Pablo tomó el dibujo sólo como un hobby. Para la familia, Edo debía hacer lo mismo. El no recibir el apoyo de sus padres, ante lo que él quería hacer en la vida, provocó en Edo mayores confusiones. «Yo lo que quería era dibujar. Pero tampoco veía ninguna carrera acorde con eso y esto me molestaba».

Luego de graduarse de bachillerato, estuvo algún tiempo dando tumbos. Llegó a estudiar Trabajo Social en la UCV, y Publicidad y Mercadeo en un instituto, del que ya ni recuerda el nombre. Así estuvo, sin saber qué hacer, cerca de dos años. Hasta que en 1990 hizo un curso de Técnicas de Ilustración, con Raúl Ávila. «Allí comencé a encarrilarme». Luego, estudió Diseño Gráfico en el Instituto de Diseño Perera, a la par que estudiaba Ilustración en la Escuela de Historietas López y Acosta. Uno de los directores de esta escuela, Julio López, mejor conocido como Hallaco y con quien entabló una gran amistad, fue la persona que lo acercó al mundo periodístico y  le enseñó a desarrollar el humor político.

 

EL CONCEPTO       

Su primer trabajo como caricaturista, fue en el suplemento humorístico de El Diario de Caracas, El Diablo de Caracas. Allí se llevó su primer choque. Para el trabajo que debía presentar para optar por el cargo,  Edo se preparó con tres grandes ilustraciones sobre el ex presidente Rafael Caldera y sus ministros. «Unos dibujos que yo consideré espectaculares, ya daba por hecho que me contratarían».   Pero cuando Edo presentó sus ilustraciones a José Pulido, director del diario para entonces, éste las observó y dijo, sin más ni menos, «esto no tiene humor». Ese momento no lo olvida. Allí comenzó a comprender que en el humor gráfico, más que el dibujo, importa el concepto y la idea.

En la segunda etapa de El Diario de Caracas, desarrolló a Batamón, un superhéroe criollo, «de carne y hueso». «Batamón era un gordo disfrazado de Batman, que montó su baticueva en el Nuevo Circo, se montaba en camionetica y vivía el día a día de los caraqueños». Una sección que Edo disfrutó mucho hacer. 

Pero fue con la sección Cal y arena, que el caricaturista creó para el vespertino El Mundo y mantuvo por muchos años, que  comienza a hacerse un nombre y a trabajar claramente por la línea política. Actualmente, continúa desempeñándose como ilustrador del diario, pero en su nueva etapa: El Mundo, Economía y Negocios.

Edo también ha trabajado paralelamente la ilustración para niños. Cuando entra a la Cadena Capriles le proponen trabajar como ilustrador y diseñador gráfico para la revista Cadena Tricolor. Hoy en día, continúa desempeñándose como diseñador gráfico de la revista, la cual cambió su nombre a Cadena Multicolor. “Trabajar para niños tiene su encanto, porque te colocas en el lugar de ellos, y los niños tienen mucha sensibilidad”.

 

HUMOR ES EDO

«Es un vicioso de la tecnología», dice su amigo de muchos años, Mauricio Lemus. La interacción que mantiene con sus seguidores de twitter lo confirma. No desperdicia las herramientas de la web 2.0. Ahora, sus seguidores le colaboran en producir ideas creativas para sus ilustraciones. «El agregado, que es algo invalorable, es la cantidad de gente que puede ver mis caricaturas, porque el periódico tiene un tiraje de 10 mil, pero hay caricaturas mías se han visto hasta 70 mil veces por la web».

Actualmente está consagrándose en su profesión, hoy es reconocido como uno de los mejores humoristas gráficos del  país.  Confiesa que el momento de mayor satisfacción de su carrera fue la publicación, en el 2009, de su primer libro, Humor-Es Edo, una recopilación de sus mejores caricaturas en el vespertino El Mundo y otras que nunca fueron publicadas.  En el prólogo de este primer libro, el humorista Laureano Márquez habla del trabajo del caricaturista con estas palabras:

Edo es humor y éste sólo alcanza verdadera maestría cuando uno no sabe dónde se le terminó la risa y le comenzaron las ganas de llorar, escondido tras el pañuelo que Guillermina ha venido bordando, desde los remotos tiempos de Leo, junto al mapa de Venezuela.

En diciembre del 2010 se publicó la segunda edición del libro, Humor- Es Edo 2, ahora dividido por temas, con las caricaturas de los hechos más resaltantes del acontecer nacional en el 2010. En un futuro desea emprender algunos proyectos que vayan en dirección distinta a la línea política, como por ejemplo, retomar la ilustración para niños.

Edo es una persona que no le teme a los retos, donde él cree que el instinto le da para comenzar algo nuevo, él lo hace.

Así describe a Edo su compañero de El Mundo, Economía y Negocios, Luis Azopardo.

 

LAS OTRAS PASIONES

Edo no es solo ilustración y diseño gráfico. También es música, su otra pasión. Por mucho tiempo fue DJ. Una aventura musical que comenzó desde su época de bachillerato, en los años 80, junto a un grupo de amigos del liceo. Cuenta su hermano, Ricardo Sanabria, que en casa de sus padres Edo convirtió uno de los cuartos en un “templo musical”: miniteca, discos, platos, amplificador, todo estaba allí.  Las paredes y la puerta del cuarto estaban decoradas con afiches de grupos musicales de la época, como Kiss. Mezcló música en minitecas del círculo militar y trabajó por un buen tiempo en discotecas. Hoy continúa mezclando música en su casa, pero sólo para su propio disfrute.

Ama la música. Desde la salsa vieja, pasando por el jazz latino, hasta la música en inglés: en las voces de Los Rolling Stones, Sting o del grupo de jazz Béla Fleck and the Flecktones. Pero también disfruta de la música venezolana. Le gusta escuchar a  El Cuarteto, Gurrufío y Soledad Bravo. “Escucho diferentes géneros, todo depende del ánimo. Salvo reggaetón y gaita. Eso lo aborrezco. Lo detesto, pero radical. Si los eliminaran, por mí mejor. Y que me disculpen los maracuchos”.

En el año 2000 se casó con Marcel Querales, quien fuera su alumna en el Instituto de Diseño Perera. Hace tres años conoció la paternidad. “Ver la sonrisa de mi hija cada mañana es lo que yo más disfruto de ser padre. Sofía me tiene vuelto loco. Anoche nos quedamos viendo ‘Mi villano favorito’, ya la hemos visto unas 15 veces”. Edo es cinéfilo y noctámbulo por naturaleza, le parece terrible tener que despertarse temprano. «Admiro mucho a las personas que lo hacen y andan como una lechuga todo el día».

 

RETROSPECTIVA

Edo se autodefine como un ilustrador y humorista que desea lo mejor para su país. Que trata de poner su granito de arena, a través de lo que mejor sabe hacer, para que la gente reflexione. En dos oportunidades, 2005 y 2008, ha sido merecedor del premio Pedro León Zapata, que otorga el diario El Nacional al mejor caricaturista de la prensa venezolana. Y en el 2007 ganó la Pluma de Oro como mejor caricaturista en el primer salón del humorismo gráfico de la FIA (Feria Iberoamericana de Arte). Muchos lo consideran el mejor pupilo de Zapata. Para Edo, quien ha sabido aprender con humildad de los grandes en su arte, «Zapata no tiene comparación. Es como Leo. Gente insustituible».

Su credo como humorista: cuestionar el poder. No se considera antichavista. Sí, antipoder. Su profesión la podría ejercer aquí o en cualquier otra parte, no sufre de patriotismo. Qué sueño le falta por cumplir: vivir por dos años en la capital del mundo: Nueva York. Y a quién por caricaturizar: al próximo presidente que llegará a Miraflores en el 2013.