Ahí está la premonición

 

Al otro lado de la calle, José Ignacio Cabrujas tenía una oficina donde despachaba sus asuntos y trabajaba en sus guiones y obras de teatro. Allí fue donde recibió al fotógrafo Alejandro Toro y a su tocayo Alejandro Gómez. Gómez, uruguayo de nacimiento e historiador, vivía a la sazón en España y le habían pedido una monografía sobre la telenovela. Tenía el encargo de El Público, revista que luego desapareció, y la idea era auscultar los entresijos del culebrón criollo, un verdadero acontecimiento en la TV hispana por esos días. La monografía de Gómez habría de titularse La telenovela es la mentira más grande del mundo pero, al momento de entrevistar a Cabrujas, todavía no tenía el título en su cabeza. Cabrujas seguramente sí, y esa es la premonición que Toro captura en su mirada. Hasta los lentes ponen cara de escepticismo. Como si estuvieran diciendo «no se lo crean mucho, la telenovela no es otra cosa que un ganapán». Cabrujas siempre dijo cosas filosas con su lengua. Y con su mirada.

¡Ay, ese oficio mentiroso de sus tormentos!