Las Mercedes es una esquina de la parroquia Altagracia donde hay una iglesia y una Casa de Bello. Bajando hacia el Banco Central, ahí mismito está un restaurant chino llamado Inversiones Jalisco, vea usted cómo se ha impuesto la globalización en Altagracia.
Las Mercedes, la esquina, se ha quedado huérfana desde hace varias semanas. En ese edificio del restaurant chino hay unas oficinas, o búnker, o guarida, del estrepitoso partido Unidad Popular Venezolana. Pero murió Lina Ron y al parecer, con ella, habrá de morir UPV.
La esquina anda de capa caída por estos días: no hay alboroto ni motorizados con franelas UPV sino puras banderas un tanto desteñidas del partido que ondean airosas desde el segundo piso del edificio Santa Ana, el del restaurant chino de nombre mexicano.
Allí ha quedado, testimonio mudo de una batalla en suspenso, una consigna sobre tela que tapa un buen pedazo de la pared: “Con Chávez todo, sin Chávez nada”. Podrían poner una nueva: “Con Lina, alboroto; sin Lina, el silencio del sepulcro”.
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