María Corina Machado es diputada por el estado Miranda, precandidata presidencial y le gusta el capitalismo… popular. Tiene un tren de asesores de primera línea para su campaña, y también a los mejores músicos. Guido Melillo le da tono al tema que acompaña el periplo político de Machado. Ajeno a la política, Melillo permanece en la penumbra de su estudio aferrado a la esperanza
Boris Saavedra
Guido Melillo llega bien temprano a su estudio en Prados del Este y se va bien tarde. Su hijo mayor acaba de graduarse en el Colegio Emil Friedman y ya lo tiene trabajando en la cabina, escuchando pistas y probando nuevos sonidos. Es un estudio pequeño en una casa grande. La oficina de Melillo está divida en dos partes: una pequeña sala con cuatro sillas, tres teclados y una guitarra, mientras que en la otra parte está la sala de grabación. Las paredes tienen un tono verde claro, es un ambiente tranquilo, así como la actitud de Guido.
Un par de fotografías de William Claxton, famoso por fotografiar a grandes figuras del jazz, delatan los gustos de Melillo. Hijo de inmigrantes italianos, a sus cuarenta y siete años, se confiesa fanático de la música new age porque es impredecible, “aunque tengo que escuchar de todo para mantenerme actualizado en el negocio”, aclara rápidamente.
Producciones Guido Melillo vende con música. El negocio es componer piezas musicales que seduzcan a la audiencia a partir de las direcciones de sus clientes. Si después del estudio de mercado se determina que al público meta le gusta la salsa, Melillo trabaja sus temas con claves tropicales. Y si el cliente quiere votos, el músico apela a la esperanza, a los elementos de identidad nacional y a la fiesta.
Estudió en el Conservatorio Nacional de Música Juan José Landaeta, fue pupilo de Gerry Weil, es pianista y abogado. Egresó de la Universidad Santa María, pero la vida lo hizo músico. Su productora tiene clientes importantes: Empresas Polar, Digitel, Alfonzo Rivas, entre otros. Guido Melillo crea los temas musicales para campañas publicitarias, sin embargo ha hecho trabajos para políticos como Leopoldo López, Roberto Smith, y actualmente compuso la estructura musical del tema que sirve como contorno de la campaña política de María Corina Machado. El tema de cuatro minutos y medio se llama Al ritmo de María María.
−Tengo que confesar que yo no soy el único responsable de la canción, Aquiles Esté compuso la letra, algunos de C4Trío fueron los intérpretes y Daniel Somaroo hizo la voz. Yo le di la personalidad al tema.
−¿Y esa personalidad de la canción es la misma de María Corina?
−Ese tema tiene mucha esperanza, y yo creo que María Corina es una mujer esperanzadora. Considero que representa una Venezuela posible. Ese es un buen mensaje. Las canciones que hago son un traje a la medida.
−¿Qué es política para usted?
−Es un doble mensaje. Todo tiene un trasfondo. No te dan una casa para resolver un problema de vivienda, te la dan para conseguir unos votos. Ahora todo en Venezuela tiene una intención política. Nunca estaría en política, precisamente por mi forma de pensar.
−¿Qué relación pueden tener la política y la música?
−Son un forma de hacer llegar un mensaje dependiendo de las visiones. Si uno quiere vender alegría utiliza ciertas técnicas con la música, con la política es lo mismo.
EL CAOS TIENE SU CLAVE
Melillo está seguro que Venezuela tiene grandes oportunidades. Él mismo ha logrado administrar un exitoso negocio durante más de diez años. Sin embargo considera que el país tiene un potencial poco aprovechado.
−¿Cómo sería la banda sonora de la Venezuela actual?
−Sería caótica, mucho desorden. Sería un soundtrack donde las cosas no están claras. Hay un país aguantado esperando a que las cosas vayan mejor.
−¿María Corina tiene chance?
−Me encantaría. Ojalá sea María Corina. La sigo desde su trabajo en Súmate, es una mujer capaz. Ella representa a la mujer venezolana, ha tenido incluso mucho más coraje que muchos hombres. Es una mujer luchadora.
−¿No teme que si Hugo Chávez gana la presidencia radicalice su política y comience a perseguir a todos los que de alguna forma participaron en la oposición, incluso a los que no participaron directamente?
−No, en todo caso yo estoy vendiendo un producto. El miedo no lo tengo. El que vende un producto no necesariamente conoce la tendencia política del cliente.
−¿Colaboraría con alguna campaña de Chávez?
−¿Por qué no? Es mi trabajo, pudiera hacerlo… ¿me entiendes? Aunque me gusta participar, saber. Tampoco es que me ofrecen un trabajo y yo lo hago y punto. Que sea algo engañoso no. Eso sí no me gustaría. Pero profesionalmente debo estar abierto a cualquier tendencia.
−¿Por qué los otros candidatos no tienen temas musicales?
−Supongo será algo de estrategia. En el caso de María Corina creo que ellos vieron que la música era algo que necesitaban. He trabajado con ella anteriormente, supongo que les funcionó y me llamaron de nuevo.
LA APOLÍTICA
Es claro que Guido Melillo no tiene ningún interés en figurar en un mitin. Las únicas tarimas que le importan son las que tienen músicos virtuosos y los únicos discursos que le gustan son los que riman.
−¿La política es un buen negocio?
−Depende cómo se enfoque. Hay mucha gente que ha hecho bastante plata con eso.
−Como abogado, ¿en Venezuela hay justicia?
−La abogacía se metió en el medio, yo soy músico. El Derecho es bellísimo, pero honestamente nunca me gustó ejercer. Te puedo hablar como un ciudadano cualquiera. Por lo que he podido ver las leyes no se aplican de forma equitativa; algunos violan la ley, otros son los que pagan. En Venezuela no le están poniendo bien las manos al instrumento.
−¿Cómo le gustaría que sonara Venezuela?
−A esperanza, pero no lo digo de forma romántica, lo digo como una posibilidad real.
Melillo se da vuelta y queda frente a su teclado Kurzweil. “Me gustaría que Venezuela sonara así”, enseguida la sala se llena de armonía, como la luz que entra por la venta cubriendo todos los espacios. “Mira este acorde: esperanza”, Melillo sostiene un sonido suave, aterciopelado: tranquilo. Guido Melillo vive en la música.
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