La rochela va por dentro

En este cielo no hay suficiente espacio para las estrellas: fue la realidad con la que se encontró Juan Carlos Barry tras ser botado de Radio Caracas Televisión. Barry incursiona ahora en radio, cine y teatro. Pero además, apoya a la fundación del pelotero Luis Sojo

 

Cristina Larisa Corona Dávila

En los noventa Juan Carlos Barry y César “Nene” Quintana eran los vampiros más famosos de la televisión, les darían tres palos a las series de colmillos de hoy en día tan solo si el programa humorístico más conocido de la pantalla venezolana continuara al aire.

A las siete de la mañana sale de la cabina de radio donde todas las mañanas realiza su programa La oda de la mañana. “Cúbreme”, le dice a su compañero de locución. Roza el marco de la puerta con su cabeza. Es un hombre grande, moreno y con papada. Va muy bien vestido y peinado. Se sienta con seriedad, pero sonríe.

Él es un actor venezolano, no sabe bailar, y desafina “hasta tocando el timbre de su casa”, pero heredó de su padre las ganas de hacer comedia. En 2007, el equipo de Radio Rochela se quedó con las ganas de seguir grabando y, en ese lote,  Juan Carlos Barry se quedó sin trabajo. Incursiona ahora en otros ámbitos artísticos y volvió este año a la televisión, pero por otro canal. Aún tiene tiempo para jugar básquet de vez en cuando y ser relacionista público de la Fundación Luis Sojo.

El rochelero viaja usualmente al interior a matar tigritos. Presenta shows y monólogos en diferentes regiones del país, pero en esta ocasión debe hacer el sacrificio de reunirse en un evento con peloteros, basqueteros, cantantes y actores, en pro de la Fundación Luis Sojo que recolecta recursos para la educación de niños y adolescentes.

En 2009 el mismo pelotero le pidió apoyo. Este año reunirán en un juego de baloncesto a estrellas de todos los ámbitos. Grandes Ligas de los Yankees como Robinson Canó, el basquetbolista de la NBA Greivis Vásquez y artistas como Franco de Vita y Servando y Florentino.

Juan Carlos Barry además de comediante es fanático de los Navegantes del Magallanes y tiene una esposa que dice ser su fan número uno.

 

Una vez clausurado el canal 2, Juan Carlos Barry pasó a ser parte de la lista de talentos desempleados. Existe una creencia generalizada en la que los artistas ganan bien, pero al peguntarle sobre su situación económica, se apresura a responder: “Ha desmejorado, yo diría en cincuenta por ciento”.

Aunque las estrellas miran por el arte, la falta de espacios para desarrollarse y el cierre de opciones de trabajo son razones suficientes para que el cómico, de manera seria, llame a votar. Algunas fuentes de trabajo han sido tomadas por el gobierno o simplemente clausuradas. Espacios como el Ateneo de Caracas y el Celarg fueron vestidos de rojo rojito y otros como el Luisela Díaz fueron cerrados al público.

Una de las cosas que me satisface es que Emilio Graterón acaba de abrir el nuevo Teatro de Chacao. Es un espacio cultural abierto para cualquiera que traiga un proyecto simpático y agradable.

Con relación a otros espacios como Teatrex, el artista explica que no están al alcance de todos, por el sitio donde se encuentran. Sin contar con que el costo de la entrada para un teatro ubicado en un centro comercial es muy diferente a un teatro abierto.

Respecto a las medidas que se han tomado en el ámbito cultural, Barry opina: “El arte, a medida que lo van comprimiendo, trata de escaparse y buscar la manera de seguir haciéndose”. En consecuencia, existe la tendencia actual en la que hay demasiadas alternativas. Sólo se debe observar la cantidad de pendones publicitarios que abundan en la autopista.

 

VIVIENDO EN UN MUNDO DE ESTRELLAS

El machazo, como es conocido también desde hace varios años por su papel en Radio Rochela, heredó con suerte el talento del cual vive y sobrevive. Es hermano de la actriz Mayra Alejandra e hijo de uno de los fundadores de La Rochela, Charles Barry. El apellido le vino como anillo al dedo cuando lo presentaron por primera vez en Radio Caracas Televisión.

El nombre de mi papá nadie lo conoce, se llamaba Carlos Alberto Rodríguez González. Mientras vivía en La Habana, exiliado, buscaba un nombre artístico y encontró el de Charles Barry, el primero de una camada de arquitectos que diseñaron el Big Ben y otras obras en Londres.

Juan Carlos Rodríguez, como aparece en su identificación, levanta el pecho cada vez que habla de su padre. Con 21 años de carrera le faltan diez para alcanzar a su antecesor quien hizo también comedia en cine, teatro, radio y televisión. En 2007, el comediante se tomó unas vacaciones forzosas de la televisión debido al cierre del canal 2 en señal abierta. Este año volvió a las pantallas en el programa Portada´s y A que te ríes, de Venevisión. Pero el rochelero no logra ocultar la nostalgia. Al hablar del canal de la colina menciona que lo más bonito de entrar allí es sentirse como en casa y encontrar a la gente de RCTV. Y después de cuatro años aún lo nombra en presente.

Radio Caracas tiene una mística de trabajo totalmente diferente a la de Venevisión.

En la sucesión de los Barry sigue su hija de 17 años, quien incursiona en el mundo artístico, pero a través del baile. Cuando se le pregunta a su padre si ella será una sucesora, responde: “Quizá, tal vez, a lo mejor, es posible”, recordando un sketch del programa A que te ríes.

 

IGUAL PERO DIFERENTE

Cuando Juan Carlos Barry no está jugando con las estrellas, es locutor en el Circuito FM Center donde intenta jugar un rol serio ante un público que espera continuamente a las seis de la mañana a su personaje “Alexandro, el reportero Landro”, un motorizado que estudia Comunicación Social por correspondencia. En Venevisión es conocido por su interpretación de “Juanito el Machazo”, un peluquero que lleva el macho muy adentro.

Juan Carlos Barry se mantuvo activo en el mundo artístico durante los años de descanso. En sus tiempos de Radio Caracas creó junto al equipo de producción personajes o sketches como «Los vampiros», «Los papeados», «Los Yoldans», “Así me decías anoche”, “Casi me pillan” «El chef Guevara» y «El machazo». Algunos de ellos los utiliza en sus monólogos, aunque menciona que cuando se monta en las tablas el que habla es Juan Carlos Barry.

No parece cómico al momento de la entrevista. En cambio, es una persona que se toma las cosas muy en serio. Pero su comedia, dice él, es fácil. Tiene un concepto del humor en el que no hay que decir groserías para ser cómico, como sucede con El Conde del Guácharo. “Él hizo su marca”. O diferente a Laureano Márquez quien maneja un humor negro y más difícil de digerir.

A estas alturas yo creo que la gente quiere sentarse en una mesa, tomarse un trago y escuchar una buena sesión de humor, reírse y olvidarse de los problemas.

Para el futuro cercano escribe dos obras de teatro. El rochelero menciona nuevamente la situación política del país, de la cual, según él, depende la apertura del telón.