Así amaneció la avenida Del Ávila, Altamira Sur, luego de la batalla desigual en la cual, se calcula, 35 jóvenes fueron detenidos: léase arrastrados por las franelas entre varios agentes, alzados sobre motocicletas y hechos prisioneros a manera de sándwich. La Guardia Nacional Bolivariana motorizada hizo una operación tipo comando. Los vecinos hablan de cubanos mezclados entre sus filas. No se puede saber a ciencia cierta
Lo que sí se sabe a ciencia cierta es que lo de ayer contra los jóvenes manifestantes –todos los días, religiosa y vigorosamente desde el 13 de febrero pasado, se citan en los alrededores de plaza Altamira− fue una verdadera celada. Cuentan con la solidaridad vecinal pero ayer como a las 6:00 pm no les sirvió de nada. Desde los edificios más próximos a La Floresta –frente a una guardería infantil− les gritaron que un batallón de motorizados venía a por ellos. No escucharon.
Eran más de cien, calcula alguien. No, como ciento cincuenta, dice una señora que tiene experiencia en estas lides pues desde 2004 ha observado guarimbas, pelotones del Ejército y muchachos tirando piedras en esta zona del este de Caracas. Como sea que haya sido, los motorizados estaban estratégicamente preparados para el ataque desde temprano. De hecho, desde las 3:00 pm y con mucho énfasis no se permitió el paso por esa calle “de servicio” que viene directamente de la urbanización La Floresta hacia la avenida Del Ávila, que es la que sube desde la autopista. Querían el paso libre.
Los motorizados, pues, tomaron por sorpresa a los manifestantes. Fue una especie de pesca de arrastre, como tirar una red sobre la avenida para una captura rápida. Muchos manifestantes se refugiaron en los edificios aledaños. Los GN arrastraron a varias mujeres y la gente les gritaba, insultándolos y burlándose de ellos por la fuerza bruta desplegada sobre muchachas indefensas; también les tiraron botellas: es peligroso pues hay quienes toman buena cuenta de cuáles son los edificios agresivos.
Se bajaban los parrilleros de las motos, atrapaban a uno y lo montaban. Con la misma celeridad se devolvían hacia la redoma de la autopista, donde han dispuesto su base de operaciones. Vecinos de la zona fueron hasta allí y tomaron nota de los detenidos. Al parecer, contaron 35.
La noticia recorrió inmediatamente las redes, por el despliegue de agresividad y además porque se llevaron a una fotógrafa que trabaja free lance para agencias internacionales. También hubo un camarógrafo herido a perdigonazos, y otros incidentes que ya registra Internet pues los medios tradicionales, acobardados en Venezuela, no siguen el curso de los acontecimientos o lo hacen con pinzas.
Esta nota se limita a ofrecer las fotografías de la zona al amanecer, cuando los ánimos se han calmado. En la noche, después que todo pasó, en la avenida Del Ávila había un individuo recorriendo la zona con una camarita, apuntando hacia los edificios. Un señor ofrecía limonada o guarapo, como por no dejar. Ya no había clientes ahogados por los gases.
Se sentía cierto palpitar inquietante en el silencio después de la batalla. Un muchacho, del barrio que está junto a La Floresta, hablaba del ladrón de celulares que fue tiroteado por la Policía Nacional Bolivariana más arriba, cerca de Miga’s. Apenas una anécdota vistas las cosas en conjunto.
Ayer fue el último día del mes de febrero de 2014, sin duda el peor mes para el gobierno de Nicolás Maduro dentro de su triste periodo. Su popularidad interna ha debido caer drásticamente, aun cuando no hay mediciones de opinión todavía. En el ámbito exterior, los venezolanos se movilizan en varias partes del mundo y muchos artistas y deportistas han manifestado su solidaridad con la lucha estudiantil. Hoy está en desarrollo una operación vía redes para que los artistas durante la ceremonia de entrega de los Oscar se pronuncien a favor de los estudiantes venezolanos, y de la lucha en general que libra este pueblo… aun cuando a esa lucha todavía no se le sumen protagonistas muy importantes.
Por cierto: una de las últimas películas que pasaron en el cine Altamira (hoy puro escombro, terreno que ha sido fértil para aprovisionarse de piedras y tubos) fue Titanic, aquella en que un gran trasatlántico choca con un iceberg y se hunde poco a poco y sin remedio. El cine Altamira se hundió no menos lentamente hasta desaparecer. Las historias parecen, si uno se pone intenso, paralelas. El cine es eso, remembranza, parábola (o paralelismo forzado o evidente), creación, memoria convertida en épica; fantasía e ilusión./SN
Deja una respuesta