Una vida intensa entre amores

Ferrero junto a su hija Georgina González.

Ferrero junto a su hija Georgiana González.

El libro Protagonistas es una de las últimas obras literarias de Mary Ferrero con la que busca realzar el espíritu independiente y luchador de mujeres de la historia. Ella misma es un símbolo de libertad e inteligencia. Es una mujer que ha sabido manejarse en la esfera intelectual venezolana logrando cargos importantes y una reputación intachable. Es por ello que su historia también merece ser conocida

 

Estefanía Giambalvo K.

“Perfecto. Nos vemos el viernes, entonces”, fue la frase con la que María Isabel Ferrero Rodrigo, mejor conocida como Mary Ferrero, aceptó reunirse para esta entrevista. El restaurante La Montanara en Las Mercedes fue el punto de encuentro entre la intelectual argentina y la periodista. Ferrero llegó al lugar vistiendo un taller color negro, tacones también negros y una cartera a juego. Caminaba con mucha elegancia y porte. En la mano derecha llevaba un cigarrillo encendido. Discretamente se quitó las grandes gafas oscuras que llevaba puestas para buscar con la mirada a la entrevistadora. La encontró esperando en la barra. Este momento le recordó con nostalgia los viejos tiempos en los que se reunía a discutir en los bares de Sabana Grande con amigos de la llamada República del Este.

Mary Ferrero es una mujer con una estatura un poco mayor a la media. Es delgada, de tez blanca, tiene ojos color marrón, barbilla perfilada y pómulos definidos. Algo que la caracteriza es su amplia sonrisa y sus delicadas manos que siempre mueve al hablar. Su cabello llega a la altura de los hombros y es de color castaño. Para su vestimenta nunca puede faltar un buen conjunto de moda, un par de zapatos de tacón y sus característicos lentes de sol. Se define como una persona muy coqueta, pero a la vez discreta. “No soy mujer de usar brazaletes o muchos accesorios. Todo el tiempo busco lucir impecable usando la menor cantidad de joyas posible”.

Quienes la conocen la describen como una mujer hermosa, culta, simpática, amable, risueña, creativa y seductora. Todo el tiempo se está riendo. Es toda una dama que llama la atención dondequiera que vaya. Siempre se hace notar. Durante la entrevista se robó varias miradas de los comensales que se encontraban cerca de la barra.

La entrevistada hace una pausa para ordenar un güisqui. Le gusta fumar y tomar licor, especialmente vino y cerveza en las comidas y ocasiones especiales. Su voz es profunda y su pronunciación es perfecta, pero su acento ni es totalmente venezolano ni totalmente argentino. “He perdido mi acento original porque me pidieron que lo neutralizara al comenzar a trabajar como locutora en la radio nacional. Quisieron que lo cambiara tanto que con bastante práctica lo logré (se ríe). También, copié rápidamente el acento de mi exmarido y de algunos de los miembros de la República del Este”, comenta Ferrero; vuelve a reír cuando menciona que le encantan las expresiones típicas venezolanas como ¡qué vaina tan buena! Además revela que cuando habla con sus familiares en Argentina trata de enfatizar su nuevo acento, del que se encuentra orgullosa y fascinada.

 

ENTRE AMORES

Esta escritora nació en la ciudad de Bahía Blanca en Argentina en el año 1939. Sin embargo, también posee la nacionalidad venezolana, la cual adquirió tras casarse con el intelectual Adriano González León. Ferrero tenía la ilusión de ir a la ciudad de Buenos Aires desde que tenía 15 años de edad. Dos años después cumplió su sueño y es allí donde conoció al escritor mientras este trabajaba para la embajada de Venezuela en Argentina. “Quedé encantada con Adriano. Él era tan culto e inteligente. Tenía chispa, era divertido y exageraba en todo lo que decía. Eso me cautivó completamente. Nos casamos en Bahía en 1959 y a los pocos años nos mudamos a Caracas. Dejé a toda mi familia y me fui para seguirlo. La verdad es que no me arrepiento de nada”.

El amor con González León solamente duró 15 años, ya que en 1974 se divorciaron. “A pesar de nuestra separación, Adriano y yo (el “yo” es un “sho”) seguimos siendo amigos. Teníamos muy buena relación, pero cada uno quería mandar y tener su propia libertad. Eso fue algo que complicó un poco nuestra convivencia”, dice Ferrero, quien tiene una hija llamada Georgiana nacida durante ese matrimonio. Mary siguió viviendo y tomando la vida con soda, tal como ella dice. Al poco tiempo tuvo amores con el guerrillero Baltazar Ojeda Negretti, a quien conoció en México y del que tuvo un segundo hijo, José Joaquín. Después de que Ojeda es asesinado, ella continuó viviendo intensamente: viajó a distintos países, conoció personalidades del mundo literario, presenció diversos espectáculos y, discretamente, mantuvo una relación amorosa por muchos años con un hombre de raza negra, casado y que fue ministro en una oportunidad.

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Desde pequeña, Mary Ferrero demostró una inteligencia superior a la del resto de sus compañeros. Siempre se destacaba. Fue durante su infancia que descubrió su pasión por la literatura. Crecer rodeada de libros la llevó a estudiar Letras por lo que una vez establecida en territorio venezolano decidió inscribirse en la Universidad Central de Venezuela. Aunque su sueño siempre fue el de ser periodista, prefirió obtener la otra licenciatura. “Me hubiese encantado estudiar Periodismo, pero consideraba que podía ejercerlo sin necesidad de cursarlo formalmente. Preferí instruirme en Literatura, lo cual me iba a brindar cultura general y una mejor redacción. Además, debo acotar que en la época no existían escuelas de Periodismo como las que hay hoy en día, sino que simplemente se realizaban talleres y cursos que te preparaban en pocas semanas”. De igual forma, ella siempre se consideró periodista, llegando a trabajar como columnista en reconocidos diarios venezolanos como El Nacional y El Universal.

Mary Ferrero disfrutaba la lectura, y parte de su formación intelectual estuvo influenciada por grandes autores como Max Gallo y Alma Mahler. “Ella era una tipaza, una mujer independiente y eso me encantó. Mahler me inspiraba a seguir adelante”, dijo Ferrero, quien ha estado vinculada en actividades editoriales, diplomáticas y periodísticas desde el año 1960. Por su profesionalismo llegó a ocupar cargos importantes dentro del mundo cultural venezolano. Entre los más destacados estaban el de primer agregado de prensa de la embajada de Venezuela en México y directora de Información y Relaciones Públicas del Instituto de Comercio Exterior. Asimismo, se desempeñó como directora de Bibliotecas, Documentación y Publicación de la UCV; fue miembro directivo de la editorial Monte Ávila, y presidenta del Centro Nacional del Libro (CENAL) desde 1997. “Me encantan todos estos cargos porque es una manera de estar rodeada de lo que siempre me gustó: la cultura y los libros. Mi pasión también era la promoción cultural, por lo que este cargo en el CENAL me fascina. Estoy aportando las mejores energías al organizar ferias del libro. Esta es mi oportunidad de ejercer una influencia en el medio cultural, lo cual sé que me dará una sensación de satisfacción”.

Las reuniones de la República del Este, también, formaron parte de su cotidianidad. Su participación fue frecuente, casi diaria, y allí era conocida como “la república” o “la primera dama”. Estas largas conversaciones en bares como Al Vecchio Mulino durante los años setenta representaron para Ferrero el momento para divertirse, expresar sus ideales, y hacerse notar entre los intelectuales de la época. Su pensamiento era liberal y progresista, pero odiaba que la tildaran de feminista.

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Ferrero no es solo conocida por fomentar la lectura y por su labor como gestora cultural. En su larga trayectoria figura su experiencia como escritora de ensayos, editoriales, columnas y libros. Es este último ámbito el que la autora busca reforzar. Es por ello que ha realizado Protagonistas, un libro dedicado a 26 personalidades femeninas que marcaron un hito en la historia venezolana o internacional:

Fue un trabajo muy arduo, pero logré condensar en pocas líneas la obra y vida de mujeres que no han vivido ni viven en vano. Necesitaba plasmar el carácter, así como las motivaciones y tristezas de cada una de estas luchadoras.

El libro Protagonistas es uno de los más representativos de la escritora y forma parte de su colección de trabajos, entre los que se encuentran La mirada de Eva y su editorial en Chávez: la sociedad civil y el estamento militar.

A Mary Ferrero le encanta una fiesta, el baile, hacer teatro y cocinar. Sus hijos son su orgullo y mantiene con ellos una relación de amistad. Tiene buena memoria y un gran sentido del humor. Su amor por Venezuela es tan grande que nunca dejaría el país que la recibió y en el que ya tiene un nombre establecido como periodista y escritora. “Jamás me iría de aquí. Acá están mi familia y amigos. Ahora soy más venezolana que nunca”.

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Mary es símbolo de alegría, inteligencia y belleza. En los próximos años quiere seguir escribiendo, organizando ferias del libro y colaborando con el Ateneo de Caracas. Su vitalidad y sus ganas de trabajar se pueden apreciar en cada proyecto que inicia. Mary Ferrero, en resumen, representa libertad, independencia y ganas de vivir.