La mujer de la comedia

rosarioLa actuación es su vida; el teatro, su pasión. Con 108 telenovelas, 50 obras de teatro, 12 películas y un buen humor que salpica, Rosario Prieto, a sus 72 años se encuentra tan activa “como si tuviera treinta”. Este 2015 regresa a las telenovelas pero también continúa actuando sobre las tablas

 Mariana Cabrera

Su vida ha transcurrido entre diversos roles; es actriz de teatro y televisión, bailarina, cantante, profesora, madre y abuela. Rosario de los Milagros Prieto Pérez no duerme temprano, pues prefiere aprovechar sus días al máximo, bien sea haciendo teatro, actuando en telenovelas o enseñando a otros sus cualidades artísticas. Además, sus ratos libres los dedica a sus 67.200 seguidores en Twitter y a sus 3.200 amigos en Facebook, ya que aunque no pertenece a una generación tecnológica, sus nietos la han involucrado en las redes sociales más famosas de estos tiempos.

Rosario vive en el este caraqueño, en la urbanización Manzanares, y se presenta recatada, de negro, con el maquillaje suficiente como para tapar algunas arrugas. El tinte negro oculta cualquier cana que pretenda asomarse en su cabello. Sus manos ponen en evidencia las siete décadas que ha vivido, sin embargo, sus uñas están impecables de rojo. Su sonrisa la acompaña. Ese es su atuendo más usual en este momento de su vida, en el que confiesa sentirse complacida con su labor, tanto artística como personal, y con la energía necesaria para continuarla “hasta el día que Dios decida”.

Más de cincuenta años de trayectoria la definen como una artista integral; entró al mundo artístico desde niña y se desempeñó como bailarina durante su juventud, momento en el que conoció al director de orquesta Chucho Sanoja, quien se convirtió en su primer esposo y en el padre de su hija mayor. Además, se vio influenciada por Sanoja y se inició en el canto al formar parte de su orquesta.

Sin embargo, su vocación se inclina más hacia la actuación. Rosario se declara amante del teatro pues “sobre las tablas cada actor puede desarrollar su fórmula particular y sorprender de manera distinta”. Durante años, su fórmula se ha ido consolidando mediante el humor; es una actriz cómica y la jocosidad, las bromas, e incluso el sarcasmo, están arraigados dentro de ella. Emana buen humor y contagia alegría.

Aunque nació en Santo Domingo en abril de 1942, llegó al país cuando tenía un año de edad, por lo que se considera tan venezolana como lo fue Radio Caracas Televisión (RCTV), su escuela artística predilecta y su “segundo hogar por siempre”, a pesar de que esa señal no se transmite desde mayo de 2007. Aunque dice ser actriz de RCTV, actualmente está preparando su regreso a la televisión venezolana mediante la nueva producción dramática de Venevisión, Amor secreto, que se estrenará este 2015.

 

REDEFINIENDO SU CARRERA

El cierre de RCTV fue crucial para su carrera artística, ya que como muchos otros artistas, afirma que perdió seguridad y estabilidad económica, laboral e incluso personal. “Mi trabajo en RCTV es mi gran orgullo, siempre estaré agradecida porque allí tuve la oportunidad de cumplir muchos de mis sueños”. Con el cierre del canal, se sintió forzada a cambiar su forma de trabajo, pero esto no lo lamenta, pues desde aquel momento se enfocó más en el teatro; bien sea escribiendo, produciendo, dirigiendo o actuando, el nombre de Rosario Prieto es de los más comunes y sonados en las tablas venezolanas.

Rosario conversa con satisfacción sobre el crecimiento del teatro en el país pero admite con cierta tristeza que la falta de trabajo en televisión, por el cierre y la censura de medios, así como la negación de teatros nacionales hacia artistas opositores al actual Gobierno, han sido los dos factores fundamentales para dicho auge. “Aunque en mis presentaciones no permito tocar temas políticos, los artistas que no somos fanáticos de este Gobierno tenemos las puertas cerradas en los teatros nacionales, donde solo se presentan obras muy puntuales”.

Pero “¡no contaban con nuestra astucia!”, exclama jocosamente al referirse a la nueva forma de hacer teatro en Caracas, pues “gracias a esta negativa abrimos bares que convertimos en teatros y se consolidaron salas como Teatrex, Urban Cuplé, Teatro Premium, Escena 8, Luisela Díaz y Trasnocho, donde nos presentamos libremente”.

Actualmente, además de las grabaciones de Amor secreto, Rosario está ensayando una nueva presentación teatral junto a sus contemporáneos Tania Sarabia y Cayito Aponte, con quien no actúa en teatro desde hace cuarenta años. La actriz promete hacer reír una vez más a los caraqueños con esta comedia, ya que confiesa que los venezolanos necesitan momentos de distracción para escapar del barullo capitalino.

 

SU ROL FAVORITO

Haberse convertido en primera actriz venezolana no le ha robado el ser una persona familiar, pues sus hijas y nietos son su apoyo; “Sacan lo mejor de mí y me hacen pisar tierra, me recuerdan quién soy”. Su rostro se ilumina con grandes sonrisas cuando habla de  sus hijas María Eugenia y Carolina, pero los ojos le brillan más aún cuando se refiere a Ariana, Carlos, Bloyd, Luis y Alejandro, sus nietos y a quienes ha disfrutado desde el primer momento.

Rosario confiesa que aunque ama compartir y consentir a su familia es una persona estricta, que ha intentado enseñarles el valor de la vida y el dinero para que aprovechen todas las oportunidades que se les presenten. Aunque es muy apegada a su familia, vive sola y se encarga ella misma de las labores domésticas por ser “muy meticulosa”. Además, disfruta defender y ayudar animales en situación de calle, por lo que se encarga de alimentar y cuidar a los animales desprotegidos cercanos a su hogar.

Si bien es cierto que emana energía, ganas de vivir y contagia alegría, no todo ha sido felicidad en su vida. Además de sus dos hijas, tuvo dos varones, quienes fallecieron, uno antes de nacer y otro a los pocos días de nacido. Aunque esto ocurrió hace unos treinta años atrás, la actriz no se siente cómoda al hablar sobre ello y asegura que fue determinante en la forma en que percibe la vida, la ha enseñado a darle justo valor al tiempo.

 

MÁS APTITUDES QUE BELLEZA

Por ser una mujer de medios ha cuidado su aspecto durante toda su carrera, sin embargo, no es un símbolo de belleza femenina y nunca ha sentido obsesión por su imagen. Es por ello que no aplica rituales especiales para mantener su apariencia, sino que se inclina por lo básico.

Rosario es más fanática del talento que de la belleza, por lo que ha dedicado su vida a la labor artística, donde ha cosechado gran cantidad de amigos en el medio. Uno de ellos es Edgar Reyes, arquitecto y diseñador de escenografía e iluminación, a quien conoció durante el estreno del monólogo Mujer, Mujer, la Comedia, y con quien tiene una amistad continua y constante desde hace diecisiete años. “Ella es parte de esa familia que uno elige”, comenta Edgar.

La responsabilidad, entrega y el respeto al trabajo en equipo definen a Rosario como profesional, según Edgar, y añade que es una mujer colaboradora, muy pendiente de su familia aunque el contacto físico no sea tan constante por sus diversas actividades, así como las de sus hijas y nietos. “Ella es una abuela tecnológica que se vale de las redes sociales para mantener sus afectos al día”.

Edgar asegura que la artista, como ser humano, brinda solidaridad a quien la necesite, por eso es muy vulnerable al sufrimiento de los animales de la calle y pertenece a varios grupos que los cuidan y alimentan. “Esta labor de Rosario es anónima, va más allá de la fama y los medios de comunicación”.

Otra gran amistad que cultivó durante su carrera es con el dramaturgo venezolano Ciro Acevedo, quien ha sido su productor y director en varias obras y monólogos. Dice:

Rosario no es una mujer dócil, que su sonrisa no los engañe. Pero tiene un corazón de oro, la solidaridad y el compañerismo hacen que uno disfrute trabajar con ella.

Por su trayectoria, es considerada primera actriz venezolana, sin embargo, ella prefiere que después de su muerte recuerden su lado más humano. “Quiero que me recuerden como alguien que dedicó su vida a hacerlos reír, llorar, sentir… Como un buen ser humano”.