Los colores de Kees

Llegó a este país hace 41 años con su mujer Tineke. Aquí tuvo a sus dos hijas, aquí se hizo un nombre y aquí sigue lidiando con su paleta de colores. Es Kees Verkaik, una firma indeleble en Tal Cual durante 15 años

Sebastián de la Nuez / Fotos: Oswer Díaz Mireles

Pinta en una habitación pequeña y absolutamente desordenada de su apartamento en la Tercera Avenida de Los Palos Grandes. En ese desorden hay hileras de tarros con pinturas, algunos parecen contener mostaza, otros, mojo canario o crema de tomate. Kees trabaja sobre un lienzo sostenido en un caballete, y ese lienzo parece aguantarlo todo, incluso los golpeteos del propio Kees queriendo demostrar cuán duro es este material. No como el papel, que no aguanta tanto como dicen y que con el tiempo se pone amarillento.

El fotógrafo Oswer Díaz Mireles le pide, ayudado con señas, sentarse acá o ponerse por allá con el pincel en la mano; él lo hace primero a regañadientes pero luego goza un puyero silencioso. En el mundo de Kees Verkaik no hay sonidos como tampoco los hay en el de su mujer, Tineke. Ambos son holandeses, ambos son sordomudos, ambos llegaron en un velero a La Guaira luego de más de cuarenta días de marcha transoceánica. Ambos sacaron adelante a dos bellas mujeres, hoy excelentes profesionales que se desempeñan en el extranjero.

Kees vive en un universo donde el color, el trazo y la luz dominan. Sus ojos son un obturador que lo registra todo y lo devuelve a lápiz, tinta, pintura y aguarrás. Lo que ha hecho en las portadas de Tal Cual o en sus páginas interiores ilustrando editoriales, reportajes y artículos es tan solo parte de lo que es capaz su mano generosa y precisa.

Hace años hizo los mejores libros para la petrolera Lagoven y otras empresas de PDVSA; dibujó Mi cocina para Armando Scanonne y le dio vida al bateador del afiche que acompañó el LP más popular del grupo El Trabuco Venezolano.

Ya no tiene trabajo todos los días, ya Tal Cual en papel no aparece de lunes a viernes y él se ha quedado como con ganas de seguir. Tiene en su casa unos grandes tomos empastados con ediciones de todos estos años. Allí está su Chávez particular, su general gordinflón montado en un tanque, Maduro con cara de imbécil, la ministra de las cárceles Fosforito y el ubicuo operador Aristóbulo Istúriz. No, nunca se han comunicado con él para demandarlo o amenazarlo, aun cuando uno de sus dibujos forma parte del cuerpo del delito según el libelo inventado por el chavista Diosdado Cabello. Kees lee los labios y responde en correcto español, con voz gutural pero inteligible. 

Es tajante en sus opiniones, abierto a las críticas, exigente consigo mismo. Es audaz y despiadado frente al poder. Y deportista. Sube al Ávila, juega tenis todos los sábados en un club cercano: uno puede imaginarlo en la cancha, abstraído, concentrado en la raqueta y la pelota. ¿Qué pasará por la cabeza de sus contendores?

Oswer imagina a Kees en La Pastora —varias de las pinturas que desarrolla son La Pastora—, ese terreno peligrosísimo para cualquier extraño que cargue una cámara fotográfica y unos implementos posiblemente costosos. Pero no, este señor no es para nada un loco, dice Oswer. Este señor está más cuerdo que nosotros y busca la forma de expresarse desesperadamente con su trabajo porque le es difícil comunicarse de otro modo.

KeesVerkaik(ArtistaPlastico)

Muestra un dibujo de Iris Varela, la Fosforito, con rostro muy hastiado por las circunstancias. Kees debe disfrutar mucho como dibujante en el periódico.

Ahora está enfrascado en pintar y no está contento con los resultados, no al menos hasta ahora. Aguarrás y tubos plásticos de pintura burnt sienna (algo parecido al color ladrillo) que alguien importó de Holanda son parte de sus herramientas. Su obsesión parece ser capturar el calor de este trópico que lo enamoró hace más de cuarenta años. Por nada del mundo regresaría a Holanda.

Transmitir calor en una pintura no es fácil. Entender a Kees y su fascinación por Caracas y por Venezuela aun en esta hora aciaga, tampoco lo es. Pero ahí está. Quizás sea tiempo de ofrecerle un homenaje o algo parecido, aunque a él eso ni le atraiga ni le distraiga.

 KeesVerkaik(ArtistaPlastico)

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Oswer Díaz Mireles: egresado del Taller Regional de Artes Plásticas de Ciudad Bolívar. Durante dos años fue profesor de fotografía en la Escuela de Artes Visuales «Cristóbal Rojas» (Caracas). Trabaja en El Universal.