Tal día como hoy nació una de las actrices que han hecho del séptimo arte la caja de resonancia universal donde confluyen todas las fantasías. Ingrid Bergman, más que una actriz, un mito, pervivirá en blanco y negro mejor que en technicolor
Lamentable: Google no tuvo en cuenta esta fecha memorable.
He vuelto a ver Notorius, una película de 1946 de Alfred Hitchcock donde ella luce fascinante como mujer de vida alegre y a la vez triste, siendo hija de un protervo nazi acusado en Miami de empeñarse en una conspiración universal luego de haber perdido la guerra. Cierto: ni el papel ni la película son gran cosa, pero los primeros planos de ese rostro, y los que hace junto a su partner Cary Grant, le ponen valor al film, lo hacen imperecedero.
Igual en Spellbound (Alfred Hitchcock, 1945) y en Casablanca (Michael Curtiz, 1942). No eran grandes películas, pero ese blanco y negro le sentaba a las mil maravillas a esta mujer que lo decía todo con una mirada transparente o en un gesto de su torso.
Dice su biografía que quiso ser actriz para combatir su timidez. Nació en Estocolmo el 29 de agosto de 1915 y falleció en Londres el 29 de agosto de 1982. Recibió tres premios Oscar en su vida, solo igualada por Meryl Streep en 2012 y superada por Katharine Hepburn, quien recibió cuatro. Según la lista realizada por el American Film Institute es la cuarta estrella más importante en la historia del cine. Es probablemente una de las actrices más prolíficas del siglo XX, debido en parte a que desarrolló su carrera en cinco idiomas (sueco, alemán, inglés, italiano y francés) y actuó en cine, teatro y televisión en Suecia, Alemania, Italia, Estados Unidos, Francia, España e Israel.
¿Las actrices de ahora la superan, poseen mayores herramientas, un sinfín de referencias y escuelas por las cuales guiarse? ¿Son favorecidas por eso que llamamos tradición actoral? Es posible. Sin embargo, esa magia en blanco y negro —aunque algunos de sus hitos, como Sonata otoñal, fueron a color— que despiden sobre todo sus películas en los años cuarenta no tiene precio ni fecha en el calendario. Es algo inasible que se desliza desde un sueño adolescente y se dirige a la eternidad./SN
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