El MIR, semillero de chavistas

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El legendario Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) ha dejado una estela de gente en los intersticios de la política. Américo Martín, una de sus figuras históricas más destacadas, pronunció el discurso central el pasado 5 de julio en la Asamblea Nacional. Al contrario de muchos de sus excompañeros ideológicos, milita en el antichavismo

 

Sebastián de la Nuez

El pasado martes 5 de julio estuvo Américo Martín, uno de los fundadores del MIR a principios de los años sesenta, brindando una lección de democracia en la Asamblea Nacional, aun cuando fue cercenada su alocución, a poco de empezar, por la cadena decretada por el desfile de rigor en fecha tan señalada.

No importa que no existiera ya como partido cuando aparece en la escena política venezolana el MBR-200 y la cohorte del golpismo chavista. Lo cierto es que el MIR, escisión de Acción Democrática, dejó gente realenga al partirse y disolverse en fracciones que recogió la ola del militarismo populista y supuestamente marxista a finales del siglo XX. Gente que militó allí se formó entre las influencias de Moisés Moleiro, Héctor Pérez Marcano y el propio Américo Martín. Los hermanos Soto Rojas estuvieron entre sus filas. Con el andar de las décadas, fervorosos militantes o seguidores de los movimientos que de allí salieron alimentaron –aún lo hacen− cuadros leales primero a Hugo Chávez y después a Nicolás Maduro.

Y aún hoy, bien entrado el siglo XXI, continúan regalándole a este barco sin rumbo lo que les queda de energía y lo que acumularon de experiencia. ¿Vidas en vano?

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 Fue un gran partido a pesar de que su máximo logro en elecciones fue magro en votos: 2,56% en 1978. Allí militaron Nora Uribe, Nora Castañeda, Carlos Díez, Freddy Vahri, David Nieves, Julio Fernández, Jesús Pérez Pérez, León Arismendi, Carlos Guzmán, Rómulo Henríquez y Frank Payares, entre muchos otros. Varios de ellos han tenido figuración en el gobierno chavista. Henríquez fue presidente de Fogade: hoy está en su casa y sigue siendo chavista. Además está quien fuera presidente de la Asamblea Nacional hace varios años, Fernando Soto Rojas.

−Soto Rojas es un puro –dice alguien que lo conoció de cerca−: maneja un coñazo de real y sigue viviendo en el 23 de Enero.

Soto Rojas estuvo en la guerrilla de Falcón con Lino Martínez y El Cabezón, y es famosa la historia de su hermano mayor en el tristemente célebre cerro El Bachiller.

El MIR se fundó el 9 de abril de 1960 y existió hasta finales de 1987, cuando se fusionó con el MAS. Mejor dicho, lo que quedaba del MIR pues durante su historia había sufrido una serie de desprendimientos y divisiones. Nace de la lucha de Acción Democrática contra la dictadura de Pérez Jiménez. En la juventud se perfiló un ala izquierda antibetancourista; había además un grupo intermedio, que no era la “vieja guardia” pero tampoco aquella juventud de izquierda, y fue el grupo ARS liderado por Raúl Ramos Jiménez. Esas tres facciones, al caer Pérez Jiménez, formaban ya una especie de federación. Cada una tenía su propio comando, de modo que se hizo inevitable el desprendimiento.  La gota que derrama el vaso y provoca la ruptura propiamente dicha es el pase al tribunal disciplinario de Domingo Alberto Rangel por un artículo que escribe en el diario La Esfera donde critica a la dirección sindical de Acción Democrática con motivo de la discusión del contrato petrolero de ese año. Debe acotarse que la federación de trabajadores petroleros era dominada ampliamente por AD. Se había firmado el contrato sin una cláusula de estabilidad, y los trabajadores podrían ser despedidos por las trasnacionales a medida que fueran incorporando tecnología sustitutiva de mano de obra.

Al mismo tiempo, un dirigente joven, Américo Martín, escribe otro artículo en el mismo periódico sobre el proceso interno del APRA (un partido que se considera hermano de AD; de hecho, su fundador Haya de la Torre y Betancourt son grandes amigos), que a la sazón también sufre una conmoción interna por el cuestionamiento de los más jóvenes contra Haya de la Torre. Y es un ala izquierda que termina por separarse.

Martín lo vio venir y lo dijo: aquello del APRA era una advertencia. También fue pasado al tribunal disciplinario.

Héctor Pérez Marcano era en ese tiempo presidente de la FCU en la Universidad Central, y recuerda que finalmente, ante la polémica suscitada por los articulistas, la respuesta del CEN (Comité Ejecutivo Nacional de Acción Democrática) fue pasar a todo el buró juvenil al tribunal disciplinario. Fue la guinda. Pero la ruptura hubiese sobrevenido de todas formas pues la situación se había hecho insostenible.

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En los primeros años se dieron ya algunos desprendimientos del MIR, comenzando por Gumersindo Rodríguez, quien sería ministro de Planificación de Carlos Andrés Pérez. Avizoraba que el partido tomaría una línea demasiado radical. Incluso más radical que el PCV. El PCV y el MIR eran las dos únicas organizaciones opositoras pues URD y Copei habían establecido un pacto con el gobierno.

Luego, Jorge Dáger se va del MIR y funda Frente Democrático Popular, lanzando en el 63 la candidatura de Wolfgang Larrazábal.

En el proceso de la lucha armada, cuando Rafael Caldera en 1969 plantea la política de pacificación (les da facilidades a los sediciosos de pasarse a la lucha legal política), se desmoviliza el frente guerrillero “Simón Bolívar” de Lara; allí estaba Douglas Bravo, y antes había estado Argimiro Gabaldón.

En el cerro El Bachiller, mientras tanto, luchaban Moisés Moleiro, Fernando Soto Rojas, Eduardo Ortiz Bucarán y Pérez Marcano. Operaba, además, el frente de oriente, comandado por Carlos Betancourt con Gabriel Puerta Aponte y Américo Silva (quien murió en combate). Allí sí que mandaba el MIR.

Un grupo estaba convencido de que había que continuar la lucha armada; pero en el frente guerrillero se produjo una discusión pues algunos querían acogerse a la pacificación: habían llegado a la conclusión de que la guerrilla había fracasado. Esos dos grupos con diferentes posiciones mantenían, en general, serias divergencias. De allí nace Bandera Roja, partido comandado por Betancourt, Puerta Aponte y Silva; otro grupo, a la cabeza del cual se hallan Julio Escalona, Marco Gómez y Jorge Rodríguez padre ­(quien controlaba a la juventud del MIR) también es partidario de continuar la lucha armada pero guarda divergencias frente al otro. De modo que resultan tres pedazos: el MIR que se acoge a la pacificación, Bandera Roja y Organización de Revolucionarios, que sería el brazo armado de un movimiento que aparecería poco después en la escena pública: Liga Socialista. Lo habría de presidir Julio Escalona, hoy en día embajador del gobierno madurista en Naciones Unidas.

Lino Martínez fue embajador en México, Luego le fue negado el placé en El Salvador. Lleva varios años en vida vegetativa. También fue guerrillero en Falcón junto con Douglas Bravo.

Quienes decidieron reconstruir el MIR en los setenta fueron, entre otros, Simón Sáez Mérida, Lino Martínez, Américo Martín y Héctor Pérez Marcano. En ese tiempo el partido logró derrotar por primera vez al Movimiento al Socialismo, MAS, en la UCV con la candidatura de Eduardo Semtei a la FCU; también logró ganar las elecciones de Sidor. Y, por otra parte, hubo un desarrollo importante de prosélitos entre los sindicalistas petroleros. En 1973 sacó un parlamentario; luego, en 1978, cuatro parlamentarios. Fue cuando se lanzó Américo Martín como candidato. En esas elecciones la izquierda presentaba cuatro opciones: Héctor Mujica, José Vicente Rangel, Américo Martín y Luis Beltrán Prieto Figueroa.

Hay más historia, incluyendo aquella personalidad llamada Jorge Rodríguez que por entonces ya criaba un par de hijos quienes, con el tiempo, habrían de detentar mucho poder y mostrar suma locura. Todo ello quedará para otra nota.