La transición será una posguerra

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Se reunió un buen grupo de gente en un salón del hotel Presidente este sábado 16 de julio. El tema del foro: “Transición y gobierno de unidad nacional”, un lomito en las conversaciones de las elites por estos días. Mientras, la gente hace colas a ver si puede convertirse en bachaquero de postín, o al menos conseguir algo de azúcar

Sebastián de la Nuez

Elecciones regionales + RR parece ser el corolario del foro de este sábado al cual asistieron como oradores Asdrúbal Aguiar, Henri Falcón y Luis Ugalde. Julio Borges estaba convocado pero a última hora se excusó.

Asdrúbal Aguiar ha ocupado importantes cargos en los gobiernos copeyanos, y fuera de los gobiernos copeyanos también. Ha sido miembro de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, y actualmente forma parte de IDEA o Iniciativa Democrática de España y las Américas, donde se dan cita treinta ex presidentes miembros. Ayer, en el hotel Presidente, donde la ONG Espacio Abierto organiza foros una vez al mes, repitió lo que ya ha dicho en sus artículos o a través del programa de César Miguel Rondón: que estos treinta expresidentes le han manifestado su respaldo al secretario de la OEA, Luis Almagro, al presentar su informe en el organismo multilateral sobre Venezuela y la aplicación de la Carta Democrática al gobierno de Nicolás Maduro. Dijo muchas cosas más, Aguiar. También hablaron el gobernador de Lara, Henri Falcón, y el sacerdote jesuita Luis Ugalde. Fungió como moderador el ingeniero Miguel Génova.

En esta reunión, más de dos horas de charla y preguntas-respuestas, Aguiar fue el historiador, Falcón el de la calle del medio y la unidad nacional, y el padre Ugalde el sintetizador.

Aguiar partió de la frase de un expresidente peruano a quien oyó decir que Chávez es (fue, mejor dicho) el primer heredero de Fujimori, refiriéndose a la evolución en tiempos modernos de los caudillos autoritarios, que entran por vía democrática y le van torciendo el pescuezo al sistema hasta que el sistema es asfixiado. Pero la frase genial de Aguiar fue una que le escuchó decir a Rafael Caldera, aunque en realidad ha podido ser acuñada por otro: “Es más fácil militarizar a un civil que civilizar a un militar”. Recordó Aguiar que Chávez fue el único mandatario que se opuso en principio a la instauración de la Carta Democrática en la OEA manejando el argumento, por demás paradójico, de que el instrumento no se correspondía con la democracia participativa y protagónica que el presidente venezolano se traía entre manos por entonces. Por cierto, ha dejado de ser una consigna en tiempos de Maduro. Parece que ya no importara el apellido de la democracia. Luego, aclaró Aguiar, el canciller Luis Alfonso Dávila terminó por suscribir al país en la CD.

Después de hacer el recuento histórico de la trayectoria del chavismo hacia formas más duras del autoritarismo populista, Aguiar se extendió bastante, y habría de hacerlo aún más en la ronda de preguntas. Es el riesgo de las personalidades a quienes les gusta escucharse a sí mismas.

En suma, el diálogo planteado en el país requiere de la confiabilidad nacional, y eso no se compra en botica. La mediación misma requiere confianza en las partes. Esa confianza que quizás ahuyente Rodríguez Zapatero: Aguiar trazó sus antecedentes pro chavistas. También habló Aguiar de los sucesos en torno a la mesa de negociación de 2004, cuando el expresidente colombiano Gaviria jugó un buen papel; sin embargo, Jimmy Carter generó desconfianza.

 

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Henri Falcón, por su parte, sonó convencional en el foro. Atado a un guion. Ilustró el panorama del desastre nacional con ejemplos concretos en salud, desnutrición y violencia en el estado Lara. “Los tiempos políticos van muy lento, y los sociales muy rápido”, dijo. Ok. Señaló el goteo de la rebelión popular en cada escaramuza: el camión que llevaba cochinos asaltado, la manifestación por acá, el saqueo más allá…

Lo que sucede es que Falcón, buen orador, no se esfuerza por escarbar y se limita a:

  • El reclamo por el método de la guarimba, clavo pasado.
  • El diálogo no puede ser exclusivamente político cuando hay gente muriéndose de hambre.
  • Se necesita un gobierno de unidad nacional con el reconocimiento de los partidos políticos, de los militares, de la Academia, del pueblo en general…

Se mostró varias veces preocupado con el rumbo que toman las redes por estos lares. “Las redes sociales no son la mayoría del país, ni los extremismos que se expresan allí”. Se ve que no está muy bien “posicionado” en ese rubro. Reclamó a aquellos que hablan “a la galería, no al país”.

 

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El exrector de la Universidad Católica Andrés Bello tiene la capacidad de la síntesis y siempre, siempre, es estructurado en su discurso: se dialoga en serio cuando uno sabe que está empatado, y que si continúa por el mismo camino, va a perder. Venezuela está en medio de un gran desastre y cada quien sabe que hoy está peor que hace una semana, y que en agosto estará mucho peor que hoy. Ugalde tiene la percepción de que hay sectores en el chavismo con la convicción de que el diálogo es necesario, pero la base para ello es la Constitución. También percibe Ugalde que parece mirarse contradictoriamente (en la clase media, en la oposición en general) el teorema diálogo-referendo revocatorio. Y no tiene por qué ser excluyente el uno del otro.

Aludiendo al nuevo superministro, general Padrino López, a quien no nombró, dijo: “Parece que en estos días ha habido un cambio de gobierno, interprételo cada quien como quiera”.

Para ilustrar la situación económica, Ugalde aludió al déficit fiscal como “horroroso”. “La economía tiene solución si la política tiene solución”, dijo.

El sacerdote recordó una noche, durante el periodo de transición de Ramón J. Velásquez después de que Carlos Andrés Pérez fue defenestrado. El historiador y entonces presidente lo llamó y él se acercó a Miraflores. La sensación que le dio aquel palacio, aquel hombre, era de inmensa soledad. Los partidos le habían dejado el coroto mientras ellos se ocupaban del asunto de las elecciones, más perentorio según su punto de vista.

Es decir, hay que tener cuidado con la transición. Entre los oradores del sábado 16 hubo coincidencia en eso (en todo lo demás también, hay que decirlo). La reconstrucción que ameritará el país será como la de las naciones que atraviesan una posguerra.

Hay que incluir a Cardoso, a Frei, a Lagos, junto a Rodríguez Zapatero y a los demás que ha puesto el madurismo como mediadores. Si no, la cosa del diálogo jamás funcionará.

Tiene mérito esta asociación, que preside el activista Luis Manuel Esculpi. El foro de Espacio Abierto estuvo bien organizado y dirigido. Y quizás la conclusión sea esa: pelear por el diálogo sin olvidar el referendo revocatorio ni las elecciones a gobernador.

Se dice fácil.