Esta mujer

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Esta mujer de moño en alto, uniformada de colegiala, blanca e impoluta, vive hoy, aun asediada por la senilidad, en alguna casa de la urbanización Los Chorros. Se llama Violeta Roffé, fue alma y carburador de una librería caraqueña, corazón intelectual de una ciudad que se marchó: Cruz del Sur. La librería parió una revista homónima, ambas sobrevivieron a la dictadura. No es el recibo de una casa bien acomodada el escenario de esta foto, sino un pedazo del local donde solían desarrollarse vigorosas charlas con personajes criollos y extranjeros que en los años cuarenta y cincuenta entraban desde el exilio.

Ella estaba allí para poner el marco, el telón de fondo y la calidez junto a su hermano  Alfredo, a su primer esposo Juan Kochen Rodríguez y a otros amigos colaboradores. Por cierto, ¿será Kochen quien está sentado a la derecha de la foto, hay alguien en el océano de Facebook que pueda develar el misterio? Desde luego, este negativo en particular ha sufrido el paso del tiempo.

El filósofo Juan Nuño, al ser entrevistado cierta vez sobre Cruz del Sur, recordaba las tertulias de los martes por la tarde cuando se reunían los españoles del exilio: León Felipe, José Bergamín, Juan David García Bacca, Sánchez Trincado (profesor de Literatura). “Una pléyade impresionante”, decía.

La foto es de una física y fotógrafa de leyenda, Sara Guardia, casada con Benjamín Mendoza. Falleció hace muchos años. Eran ambos buenos amigos y vecinos en El Toronjil, San Antonio de los Altos, de Mercedes Pardo y Alejandro Otero. Por eso, quien atesora el legado fotográfico de Sara Guardia, el cual en estos momentos se está sistematizando —negativos, copias impresas, diapositivas Kodachrome—, sabe que allí hay una serie con Otero y sus coloritmos, un verdadero tesoro para los estudiosos de la tendencia cinética.

Violeta Roffé y Sara Guardia, delante y detrás del lente. Aquella capacidad para albergar el exilio que tenían los venezolanos hoy en día resulta una paradoja cruel. La vida se ha dado la vuelta, el exilio marcha en dirección contraria. Los países no siempre evolucionan a favor de la solidaridad y la democracia. A veces retroceden ciegamente y las fotos antiguas se pueden convertir en una dolorosa denuncia. / Sebastián de la Nuez