No se ha escrito todavía un volumen (necesariamente) grueso titulado Gran Historia de la Censura en Venezuela, pero hay muchos materiales sueltos ─bastaría revisar, por ejemplo, la revista Comunicación─, testimonios y legajos jurídicos que podrían alimentarla profusamente. Lo que ha sucedido ayer con CNN en Español es una maniobra reaccionaria en toda regla. Al cabo de casi 18 años, la revolución bolivariana es un artefacto anquilosado y aferrado a la corrupción, mientras lo progresista es desnudarla, hacerle frente y combatirla. Paradojas de la Historia: en 1961, el diario El Nacional, por su supuesta filiación comunista, fue víctima de una conjura reaccionaria según su editorial del 8 de junio de ese año, que se transcribe aquí
Una maniobra reaccionaria contra El Nacional
Una infame maniobra, nacida y alentada desde los reductos más reaccionarios ha abierto fuego contra El Nacional en los últimos meses. Su objetivo primordial parece ser el de obligarnos, por medio del chantaje y la coacción, a torcer la línea política y periodística de unidad democrática que ha caracterizado a este diario desde su fundación.
La actitud principista de El Nacional es sobradamente conocida en todos los rincones de esta patria. Y a ella se debe, al par que a la eficiente capacidad técnica de nuestros redactores, empleados y obreros, el singular aprecio de que goza nuestro periódico entre la inmensa mayoría de la población, así como también las cifras tan elevadas de nuestra circulación que duplican o triplican a las de los demás diarios venezolanos.
En las páginas editoriales de El Nacional tienen cabida en todo instante las firmas de los más destacados escritores democráticos, sin diferenciación de partidos o credos. Los artistas de mayor prestigio, los científicos de más relieve, los luchadores de más hondo arraigo popular, han colaborado repetidamente en las páginas editoriales de El Nacional y su presencia les ha dado a esas páginas el crédito extraordinario que ellas disfrutan.
En cuanto a las secciones informativas de este diario, se han distinguido siempre por la veracidad de sus noticias, por la objetividad profesional, por el afán de realzar toda labor de progreso y de cultura. Los partidos políticos venezolanos, sin excepción, como también las agrupaciones artísticas, educacionales, científicas y deportivas, han encontrado en esas secciones informativas de El Nacional la acogida más eficiente, más entusiasta y más desinteresada.
No nos sorprende que esas normas de objetividad e independencia no satisfagan a los incondicionales del falangismo franquista, ni a los conspiradores criollos que pugnan por quebrantar la estabilidad democrática del país. Ellos no conciben ni soportan otra prensa sino la tendenciosa en perjuicio de los intereses populares, la falsificadora de los hechos y de las palabras, la discriminadora de conglomerados políticos y sociales, la amparadora e instigadora de atropellos, la defensora incondicional de intereses bastardos.
Por tal motivo han tomado en sus manos el timón de la campaña de sabotaje contra El Nacional que iniciara hace varios meses una agrupación de reconocidos nexos con el fascismo franquista. Por teléfono, en cartas anónimas, con la amenaza y la calumnia como armas, tratan de presionar a las empresas comerciales para que retiren sus anuncios de las páginas de nuestro diario. En su maquinación esgrimen una torpe impostura según la cual El Nacional no es un periódico al servicio de la cultura y de la democracia, vale decir al servicio de la nación venezolana, sino un órgano de Nikita Khrushchev o de Fidel Castro.
Ante la persistencia de los manejos reaccionarios, hemos decidido hoy enterar al pueblo venezolano de tan oscura maniobra. A partir de este momento les daremos el frente públicamente a los organizadores y conductores de la alevosa intriga y los señalaremos como lo que en realidad son: enemigos jurados del progreso y de la libertad de pensamiento.
Deseamos al mismo tiempo replicar de una vez por todas a los chantajes reaccionarios que no lograrán jamás, de esa ni de ninguna otra manera, hacer desistir a El Nacional de su línea democrática y unitaria. Esta empresa no ha sido levantada con el simple propósito de obtener beneficios materiales sino con el objetivo fundamental de luchar por el mejoramiento de nuestro país, por su desarrollo cultural y por su derecho a ser libre. Para el logro de esa finalidad contamos con la colaboración generosa de los trabajadores todos de El Nacional, que en esta circunstancia han ofrecido a la empresa su más leal y decidido respaldo, y con el pueblo venezolano que cada día pone más fe y demuestra mayor simpatía hacia nuestro periódico.
No es posible olvidar, por último, que quienes comandan esta operación tortuosa contra El Nacional son parte integrante de la conspiración reaccionaria contra los poderes públicos constitucionales que la nación escogió en las pasadas elecciones. El Nacional, diario de irreductible condición democrática, es uno de los más duros escollos frente a sus funestos propósitos.
En los tiempos presentes no está en juego solamente la vida de un diario democrático sino también la vida de nuestras instituciones civiles. Así lo han comprendido diversas organizaciones en los campos político, cultural, económico y laboral, que nos han manifestado su adhesión, numerosos anunciantes que han rechazado con energía a los chantajistas y las grandes mayorías nacionales que nos alientan en nuestra decisión de mantenernos firmes ante las amenazas y las supercherías reaccionarias.
Nota editorial publicada en El Nacional el 8 de junio de 1961.
Como se dice unas palabras en familia yekuana
Esa nota publicada en 1961, coloca a EL NACIONAL , en la cima de lo que debe ser el tratamiento libre y democràtico a la opinion y la noticia, y trasladada al momento actual -Mayo 2017- transmite en sus parrafos , lo que podìa ser una bofetada descomunal a las intenciones de hegemonìa comunicacional y control totalitario, pretendidas por los comisarios del règimen chavista-madurista, que azota a venezuela.