Daniela Mejía Barboza es una profesional del periodismo hoy en día. Para graduarse en la Escuela de Comunicación Social de la UCAB en 2012 elaboró una detallada biografía de Teodoro Petkoff —quien ayer cumplió años— a partir del testimonio de las mujeres que han girado alrededor de esta figura central de la política venezolana. El trabajo le valió a Mejía Barboza graduarse con las mejores calificaciones. El texto permanece inédito. He aquí un extracto del primer capítulo, en el que se habla de la niñez en El Batey y de esa primera mujer en la vida del fundador del MAS, Ida Maleç
Daniela Mejía Barboza / Fotos: Giuseppe Di Loreto
Sentados en las escaleras que dan hacia la veranda*, los niños Petkoff jugaban a resguardo del inclemente sol que no cesaba de azotar al palúdico pueblo de El Batey. Los pequeños retozaban y atajaban las pocas brisas que solo beneficiaban a la ventilada terraza de los Petkoff.
El día transcurría sin mucha novedad. Para los pequeños Petkoff los días en El Batey eran siempre muy parecidos: sin tareas ni colegio, pero sí con mucha libertad para corretear. Era el 17 diciembre de 1935 y los gemelos Luben y Mirko, de dos años, y Teodoro, de tres, se llevarían una sorpresa mientras jugaban en las escaleras que conducían a la veranda de su casa.
Una sirena estridente e inesperada sonaba persistentemente en la aldea del sur del Lago de Maracaibo. No se había suscitado ningún incidente en el Central, por lo que no se sabía el porqué de la algarabía… hasta que alguien que pasaba frente a la casa gritó hacia el interior:
¡Se murió el presidente!
El asombro dejaría en la memoria de Teodoro Petkoff, a pesar de su corta edad, el recuerdo de un evento excepcional en la vida de los pobladores de El Batey.
El Batey era una pequeña aldea nacida de la floración del Central Venezuela, el central azucarero más importante de la Venezuela de Gómez. En sus casas y galpones habitaban aquellos trabajadores de la caña de azúcar, que vivían embutidos en el caluroso y húmedo clima del sur del Lago de Maracaibo.
La aldea está inserta en el distrito Sucre, ahora municipio, una zona portuaria conocida como “el enclave negro del Zulia”, pues sus primeros poblados, San Pedro y Gibraltar, se convirtieron en un asentamiento para la mano de obra esclava. Desde 1916 hasta el sol de hoy predomina el fenotipo negro, lo que hace resaltar a quienes llegan de otras tierras, como los musiús Petkoff Maleç.
Ida Maleç era una mujer “de este siglo”, como dice su hijo Teodoro. Librepensadora, muy independiente, dadas sus ansias por el saber y su nula vocación religiosa decidió romper con la ortodoxia jasid de su familia para ir a estudiar a Checoslovaquia.
La figura de Ida es particular, pues para sus seguidores Petkoff Maleç ha sido un importante modelo en cuanto al trato hacia la figura femenina. Esta polaca descendía de un grupo judío al que se le conoce por su rigidez en las prácticas de los mandamientos en los que cree. Los jasid se distinguen porque los hombres usan sombreros negros con bucles a los lados, y las mujeres llevan faldas largas y el cabello cubierto. Es de pensar que ninguna mujer jasid saliera del país sola a estudiar. No obstante, este fue el caso de Ida Maleç.
Cuando estudiaba medicina en Checoslovaquia, Ida conoció al hombre que la haría vivir una de las aventuras más grandes de su vida, Petko Petkoff, un militante exiliado del Partido Comunista de Bulgaria y estudiante de ingeniería química. Se involucraron sentimentalmente y, una vez que terminaron sus estudios, se casaron y se mudaron a París, donde Ida siguió con un postgrado en La Sorbona. Durante su estadía en Francia, Petko se dedicaba, entre otras cosas, a intercambiar cartas con un amigo residenciado en Venezuela.
En 1927, siguiendo las recomendaciones de este amigo, quizás el único búlgaro que por entonces vivía en Venezuela, Petko y su esposa se embarcaron en busca de futuro al país remoto del norte de Suramérica del que les habían hablado. La propuesta aventurera de Petko salvaría a Ida de la suerte que corrieron sus familiares en los campos de concentración y el gueto de Varsovia.
Estando en Caracas, Ida no perdió el interés por el estudio e inmediatamente se esforzó en revalidar su título de medicina, para convertirse en la primera mujer en Venezuela con un título por reválida en esta área.
Debe acotarse: siendo polaca, demostró sus conocimientos en perfecto castellano, pues uno de sus rasgos más característicos era la facilidad para los idiomas. Fue una políglota excepcional y llegó a dominar once idiomas: polaco y yiddish, dado su origen; el ruso, la lengua franca de la zona del área de Europa dónde ella pasó más tiempo; el checoslovaco, que debió aprender para sacar por primera vez la carrera; el búlgaro, que aprendió por su esposo; el francés, adquirido durante la estadía en París; el alemán, porque lo estudiaba la gente culta de Centroeuropa; el español, que dominó casi como una venezolana cualquiera. Y por ser una mujer con gran apetito por el saber, con la madurez perfeccionó el inglés e italiano.
Podría decirse que la facilidad para los idiomas es una destreza hereditaria, pues Teodoro Petkoff habla cinco: italiano, francés, inglés, español y algo de ruso, pues era el idioma que se hablaba en su casa.
Estando en Caracas, Ida Maleç siguió dedicada al estudio. Petko, por su parte, comenzó a trabajar en lo primero que encontró: cargar cajas en la Cervecería Caracas, hasta que un día, revisando el periódico, leyó que el Central Venezuela, el establecimiento azucarero más importante del país hasta mediados del siglo XX, solicitaba un químico. Se presentó para el cargo e inmediatamente fue contratado. La empresa, al descubrir que su esposa era médica, también la empleó. Así fue como la pareja se enrumbó hacia Maracaibo y, de allí, tomó una piragua hasta Bobures, para continuar el viaje por tierra hasta la población vecina, El Batey, pueblo donde Ida y Petko residirían por 12 años y donde sus hijos darían sus primeros pasos.
Una de las remembranzas de aquel país que Petkoff conoció, y por el que luego se dedicó a la lucha socio-política, fueron los gritos de un guajiro al que Ida debió amputarle las dos piernas sin más anestesia que una botella de brandy. El paciente había sido aprisionado por una de las máquinas donde se hacía la molienda de caña y el hombre gritaba frenético, intentando ahogar su dolor en un litro de brandy.
La doctora Ida Maleç fue contratada para tratar a los trabajadores del Central, pero también se convirtió en la médico tratante del resto de los pobladores de los caseríos vecinos. Con su fluido español y su acento mimetizado con el venezolano, llegó a ser bastante popular en todo el sur del Lago y hasta en Los Andes. Así lo confirma la periodista Milagros Socorro, quien comenta en un artículo que “hasta por ahí hay una foto de ella lanzando la primera bola en un juego de pelota sabanera en El Batey” (Socorro, 2011: 12).
Maleç también fue la pediatra de sus hijos. Las primeras de tantas fracturas de Teodoro fueron tratadas por ella misma. Lo que no pudo atender por sí sola fue su parto, y por eso tuvo que trasladarse a Maracaibo para dar a luz. Aunque Teodoro Petkoff llegó al mundo en el Hospital Central Doctor Urquinaona de Maracaibo el 3 de enero de 1932, poco conserva del carácter maracucho, pues sus primeros ocho años transcurrieron entre el sur del Lago y Caracas. Al año siguiente, en el mes de mayo, llegaron al mundo los gemelos Luben y Mirko, otros dos musiús que corretearían El Batey.
* Según el diccionario de la Real Academia Española: galería, porche o mirador de un edificio o jardín.

T. Petkoff fotografiado en su apartamento de Colinas de Bello Monte, en agosto de 2015. Arriba, con su actual esposa Neugim Pastori.
Me gustaría leer la biografía completa…¿como puedo acceder a la misma?
Lamentablemente, Suri Cato, por ahora eso no es posible. Buscamos la forma de publicarla a través de una editorial.
Muy interesante. Me agradaría leer la biografía completa. Siempre he sido y seré Teodorista, más ahora cuando Teodoro fallece sería importante divulgar lo importante que representó para Venezuela
bd me gustaria poder accesar a la obra completa, simon gonzalez, secretario general de MAS, estado Aragua, correo electronico iupmasimon@gmail.com.
Hola. No podemos hacerle llegar la obra completa. Puede que sea publicada por una editorial y deben resguardarse los derechos de autor. Hoy publicaremos otro extracto.
Muy interesante la vida de este musiú venezolano, quien tuvo una destacada actuación en la vida política de nuestro país desde la década de los años 50 hasta comienzos del siglo 21.
Por muchos años le seguí la pista y lei su libro «Checoslovaquia, el Socialismo como problema», que desató mucha polémica entre la izquierda venezolana. Fue todo un personaje.