En las últimas semanas se ha hablado, al menos en ciertos círculos madrileños —porque lo noticioso ha estado acaparado por la tragedia del niño Gabriel, el feminismo a ultranza y las andanzas de los separatistas—, de portugueses en el arte y en el mar. Pessoa y Magallanes son las estrellas del momento
Sebastián de la Nuez
Ya lo dijo Fernando Pessoa, la base de todo arte es la sensación.
A lo cual agregó que intelectualizar una sensación es poder expresarla. La exposición en el Reina Sofía, inaugurada hace un mes, es una rendición de cuentas alrededor del poeta nacido en Lisboa en 1888 (falleció en 1935). Ochenta vueltas alrededor de su pensamiento, lo cual incluye los atisbos de modernidad que también hubo en Portugal, la revista que fue su aurora y un destino poliédrico —Orpheu— y todo lo pictórico alrededor del poeta pues él fue acicate y promotor de artistas de su tiempo; incluso intentó oponerse a la superposición de planos tan cubista, y redactó un manifiesto para establecer que, a partir de la confluencia de sensaciones y percepciones, al otro lado del lienzo, y de la hoja de papel, podrían fusionarse “lo físico y lo psíquico”. Pessoa mostraba cierta aureola respetable en su apariencia adusta —casi fúnebre— como aparece en la fotografía. Fue Pessoa una maquinaria vitalista de sensibilidad y vanguardia, de modernidad y palabra preciosista. Y se lo llevó la cirrosis hepática, como es bien sabido.
Los portugueses, en Madrid, están de moda porque ahora se cumplen los 500 años de la hazaña de Magallanes, que al servicio del rey de España hizo lo que hizo: una gran escena vanguardista en el siglo XVI, como lo es darle la vuelta al mundo completita cuando todavía había quien creía que la Tierra era plana y que era sostenida por unos inmensos elefantes que cargaban ese peso sobre sus lomos. Eso sí es ser de vanguardia, todavía más que llevarle la contraria a Picasso a comienzos del siglo XX; llevarle la contraria a los crédulos de la Edad Media.
Por eso, hace poco en el Instituto Cervantes de la calle Alcalá estuvieron unos señores de lo más enjundiosos rindiendo pleitesía a ese portugués universal que fue Magallanes. El primero que habló, venía precisamente de la instalación de la comisión para la celebración del V Centenario de la Expedición de Magallanes y Elcano (es la comisión ejecutiva). Quien hablaba, que no era otro sino el mismísimo presidente del Instituto Cervantes, Juan Manuel Bonet, manifestó de igual modo y muy satisfecho:
Otra cosa que les quiero contar es que existe una comisión nacional, la cual está bajo la presidencia de honor de sus majestades los reyes, presidencia de honor que ejercen pues fueron e intervinieron participando activamente.
CELEBRAR LA AVENTURA, LA CIENCIA, LA ESFERICIDAD
En estas comisiones se hallan representadas distintas instituciones del Estado autonómicas. Desde el Instituto Cervantes planifican una serie de actividades en toda la red de institutos en 44 países en los cinco continentes, porque se trata de uno de los acontecimientos más importante en la historia de la humanidad. Agregó:
En lo particular la considero la mayor hazaña en la historia de la humanidad. Todo esto está en marcha: participan desde el Ayuntamiento de Sanlúcar de Barrameda, el Archivo de Indias, las autoridades vascas (acuérdense que Juan Sebastián Elcano era vasco), distintos ayuntamientos y ministerios. Naturalmente, hacemos todo esto con un sentido de la historia pero también como un sentido muy actual. Por un lado recordar lo que fue una gesta naval de esta importancia y por otro lado recordar cuál fue el papel de España en aquel momento y cuál es el papel de España en este momento; por otro lado, también recordar un hecho científico en sí mismo: demostrar en la práctica que la Tierra era esférica, no sólo que era redonda. El hecho de que era redonda ya lo creían muchos, pero que era redonda y plana. No es lo mismo redonda y plana, que redonda y esférica. Magallanes no planteó tan directamente dar la vuelta al mundo, sino abrirse paso para llegar a las Molucas. Cuando muere Magallanes en las Filipinas y Elcano se tiene que hacer cargo de la expedición, da la vuelta al mundo, porque la otra nave que intentó volver, naufragó. Es muy interesante: en Filipinas hay dos naves, una que intenta volver por el mismo camino y fracasa, y otra que da la vuelta al mundo.
Recalcó el doble acontecimiento pues es una gesta naval y científica, con un elemento adicional que en esta Revista de Occidente nos están recordando todo el tiempo: la importancia del relato, la importancia de la narración.
En cierta forma 500 años después somos presos de aquel relato, de aquello que quedó escrito. Si se dijo todo o si se dejó de decir algo, ya es asunto de interpretaciones, pero el relato como género literario, la literatura de viajes, los datos específicos y el valor de la comunicación (qué es lo que se comunicaba y qué es lo que no se comunicaba): todo eso está explicado en la Revista de Occidente.
En su intervención quiso resaltar un hecho, como es justicia: el papel de la Corona española, fundamental en la gesta y, al mismo tiempo, el carácter multinacional de la empresa:
Fue una expedición concebida y hecha desde España, sí, pero simultáneamente es una expedición internacional. Tiene a la cabeza a un portugués, quien una vez nombrado almirante sirve al Rey de España. No solo participa el reino de Castilla; también personas de los reinos de Aragón, de Navarra y de Portugal. También de Bélgica, Alemania, Reino Unido, Italia, Irlanda. De Malasia, de la India. Había moriscos, había negros… Supongo que cuando Magallanes difundió la idea de que la Corona española estaba en esto, pues allí se alistaron gentes de distintos sitios, lo cual hace suponer la emoción que produjo en toda Europa la mera posibilidad de participar en ese viaje y, de la misma manera, la emoción que produjo en toda Europa después el saber que este viaje se había logrado. Imagínense ustedes lo que esto significa, porque todavía hoy vivimos de los éxitos de aquella expedición; imagínense lo que significa comprobar en la realidad que la Tierra era redonda. Lo que significa comprobar lo que parece una contradicción: que en la Tierra hay más agua que tierra, o que para dar la vuelta a la Tierra no hay que ir por tierra sino por mar, lo cual es otra comprobación científica, y esto en una época muy interesante porque era el Renacimiento. El Renacimiento significa también un nuevo esplendor de la ciencia, de recuperación del conocimiento, y en eso España y Portugal estaban a la cabeza. Magallanes hubiera podido hacer el viaje para el rey de Portugal, pero el hecho es que lo hizo para el rey de España.
Y termina con una declaración de confraternidad:
El caso es que españoles y portugueses lo hicieron juntos. Por eso es una ocasión muy buena para reforzar los vínculos, en nuestro caso particular entre el Instituto Cervantes y el Instituto Camões, y los vínculos de España con otros países, aquellos de donde venían los propios tripulantes.
La foto que encabeza esta nota corresponde al día de la presentación de la nueva edición de la Rigurosa y prestigiosa Recvista de Occidente, que el acto donde habló Bonet y del cual se han transcrito las citas. La trevista es editada por la Fundación Ortega y Gasset. En la foto, de izquierda a derecha, aparecen Fernando Rodríguez Lafuente Secretario de Redacción ABC Cultural; Luís Faro Ramos, presidente del Instituto Camões; Juan Manuel Bonet, director del IC; José Varela Ortega, drector de la Revista de Occidente y Rafael Rodríguez-Ponga, secretario general del Instituto Cervantes.
Las otras intervenciones en el acto del Instituto Cervantes también son de interés. Cada quien aportó un elemento particular. Más información en este enlace.
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