El Ávila de Luna

Hoy se asomarán unos cuantos por sus ventanas, en esta mañana dominguera, y no verán el Ávila: por más que miren no lo van a encontrar. Los de la diáspora, […]

Hoy se asomarán unos cuantos por sus ventanas, en esta mañana dominguera, y no verán el Ávila: por más que miren no lo van a encontrar. Los de la diáspora, por ejemplo

Sebastián de la Nuez / Foto: Luna Perdomo

Luna Perdomo, joven periodista del diario Tal Cual, egresada de la UCAB (2012), tomó esta foto (que publicó primero en su cuenta de Instagram) hace pocos días al acompañar a una colega a Petare. Se le pidió comentarla y dijo:

Caracas es contraste. Es la ciudad del Ávila, con su verde imponente; pero también la  del barrio más grande de Latinoamérica. Es un valle colapsado de pobreza, de violencia, de escasez; pero a la vez empapado de hermosura, de movimiento, de color y, sobre todo, de optimismo.

Cómo no, Caracas es contraste. Un vicio difícil de dejar, un aliento y su memoria. Su monte es cruz decembrina, incendio y amanecer. Como puede apreciarse en la foto es, sobre todo, el telón de fondo de una manera de vivir abigarrada: el mientras tanto al que se refería José Ignacio Cabrujas, el reflejo urbanístico de la frase del personaje de una telenovela, «como vaya viniendo vamos viendo.»

El Ávila es, como sugiere Luna, un  motivo para despertarse y salir. Aunque evoque una lejana amenaza (aquella leyenda del terremoto que lo abriría en dos para derramar lodo, troncos y piedras sepultureras sobre la urbe), sabe convocar miradas y darles esperanza, convertirse en musa para la creación. Hay libros que lo confirman.

Tomás Eloy Martínez vivió varios años en Caracas y le puso su nombre a la principal obra periodística que contribuyó a construir, El Diario de Caracas. Escribió esto:

Al principio fue el Ávila una muralla china con las faldas llenas de flores y culebras, y tan majestuosa en sus ondulaciones que parecía siempre una dama de miriñaque a punto de bailar un joropo sobre las afiladas vértebras del aire.

El Ávila es ambiguo, ¿por fin es una montaña o un monte? ¿Quizá solo un brontosaurus echado que duerme la siesta y algún día despertará y pondrá orden en el desconcierto? Por ahora, hoy habrá casi cinco millones de venezolanos que despertarán y no podrán asomarse a verlo, aun deseándolo.

NOTA
La cita de Tomás Eloy Martínez fue tomada de El Ávila en la mirada de todos, un bellísimo libro coordinado y presentado por la profesora María Elena Ramos en Festilectura 2015 (Playco Ediciones). A su vez, esa cita de TEM, de la cual aquí solo se publica un extracto, es de Así es Caracas (Anagrama, Caracas, 1995), libro de Soledad Mendoza.