Hoy, el diario venezolano Últimas Noticias es una vergüenza al servicio de un régimen oprobioso, criminal, pero en los años cuarenta, cuando nació, significó una pequeña gran revolución. Se fundó con escasez de recursos gracias a un comunista. Fue popular desde su arrancada, rompiendo esquemas en una Venezuela que salía con dificultades del paleozoico político (aunque regresaría pronto a él). La historia la cuentan Omar Pérez, protagonista, e Igor Delgado Senior, hijo de Kotepa Delgado
Sebastián de la Nuez
Kotepa Delgado fue comunista toda su vida. Como empresario del periodismo nunca se mostró inclinado a favorecer el bienestar financiero de sus trabajadores (quizá consideraba ese principio como una debilidad propia del capitalismo). Estableció un sistema raso que pretendía la equidad total, esto es, el cobro por centimetraje: cada reportero cobraba por noticia publicada pero, si aparecía en la foto, ese centimetraje que ocupaba la gráfica se tomaba en cuenta y por lo tanto el trabajador tenía derecho a más. La tarifa: un centavo por centímetro cuadrado (o centímetro por columna).
Por una noticia de treinta centímetros, treinta centavos. La foto podía ser 5×4, de modo que por ahí eran 20 centavos extra. Pero si el reportero no aparecía en la foto, no cobraba ese espacio. Se daba el caso, entonces, de que el redactor asomaba aunque fuera un dedo, y la leyenda decía algo como «En la foto, el dedo del reportero…».
Quien se encargaba de administrar el centimetraje en UN era Arístides Bastidas, quien por entonces era un reportero que caminaba y veía. Hacía los cálculos, y a veces eran diez o veinte bolívares adicionales por las fotos con reportero incluido, ¡y la gente feliz con ese sistema! Sin embargo, el joven estudiante Omar Pérez (estudiaba Medicina en la UCV, ver esta entrada) prefirió aceptar una oferta como corrector de pruebas en El Universal, donde le ofrecieron mejores condiciones salariales. En todo caso, la experiencia en Últimas Noticias había definido su vocación de una vez y para siempre. Dice Pérez que el «estallido periodístico en Venezuela» lo provoca precisamente Últimas Noticias, ya que los otros periódicos, para la época de su aparición, «no publicaban noticias». Se funda en medio de la más completa precariedad: el periódico no eran sino dos o tres individuos que se reunieron y lo hicieron con 9 mil bolívares más 5 mil que les prestó Miguel Otero Silva, en la cresta de la ola para el momento con El Morrocoy Azul. Una de las innovaciones de UN fue el concepto del segundo día.
Cuando el proyecto de Kotepa sale a la calle, es un éxito del otro mundo y se vende a centavo.
En Venezuela, la Prensa no hacía sino una crónica semanal de los sucesos. Hubo un caso que ha quedado como muestra del periodismo al que se abría el diario de Kotepa: el crimen de un estudiante de Medicina que se enamoró de una muchacha de servicio. Sucedió en una casa de Las Fuentes de El Paraíso. Allí vivía un pariente del general Medina Angarita. Este muchacho, el estudiante, se metía en la casa con la chica de servicio y, por supuesto, abría la nevera, se tomaba los refrescos… Un día, el dueño de la casa se da cuenta de que hay alguien que se está metiendo allí sin ser pariente, y se lo dice a la Policía. En efecto la Policía lo atrapa, se lo lleva y le dan un cachiporrazo por la cabeza. Lo matan. No encuentran qué hacer con el muerto y empiezan a ruletearlo; deciden, al final de la noche, tirarlo en un matorral cerca de la urbanización. Los periódicos publican la información. Pero fueron los grandes reporteros de la época en Últimas Noticias −Gustavo Ledo y Raúl Domínguez− quienes revelaron lo no sabido hasta entonces.
Imagínate tú, ¡un pariente del presidente Medina! Se destapó la olla.
El periódico dio con el grupo policial que se había llevado al muchacho y, en medio del escándalo, en tribunales, el pariente de Medina le arrebató la cámara a Manuel Socorro. Ese caso lo siguió Últimas Noticias, ningún otro medio.
Pero se les acaba la plata a los de Últimas Noticias y se preguntan de dónde sacarla. Hasta entonces lo imprimían en La Esfera, el diario conservador manejado por Ramón David León. A pesar de las distancias ideológicas, Edmundo Swegart, gerente de La Esfera, les abre crédito y Últimas Noticias puede continuar. Como era un fenómeno editorial comenzaron a conseguir avisos. Y prospera de tal manera que a la vuelta de dos o tres años Kotepa piensa en llevar la misma idea a Maracaibo y funda Crítica, llevándose a la mitad de la plantilla caraqueña para allá.
Pero en el estado Zulia fracasa. Se estrelló contra una tradición: Panorama. Y cuando surge El Nacional, la competencia empieza de verdad. El Universal no publicaba fotos ni tampoco La Esfera, un diario todavía más conservador.
EL DESPOJO
Últimas Noticias nace durante el gobierno de Isaías Medina Angarita. Era la época, además, de la Segunda Guerra Mundial. Últimas Noticias tuvo la oportunidad, tal como dice OP, de revolucionar el periodismo en Venezuela. Pero tenía una línea política muy definida. Lo dice de esta manera el hijo de Kotepa, Igor Delgado Senior:
Prácticamente, Últimas Noticias, que llegó a tener un altísimo tiraje y una gran popularidad, era también un poco el vocero del Partido Comunista de Venezuela, y muy afecto, muy afín a lo que era la política del general Medina; entonces cumplía ese doble rol y, además, tenía una línea completamente antifascista, en la época de la Segunda Guerra Mundial.
Eso le trajo una serie de inconvenientes políticos. Kotepa y su diario entraron en una contradicción muy fuerte, muy evidente, con Acción Democrática. Sobre cómo salió Kotepa Delgado de aquel proyecto, que era suyo y nada más que suyo, explica su hijo:
Hubo una confluencia de intereses adversos; había el interés de que la voz autónoma, independiente y revolucionaria de Últimas Noticias fuese acallada. Hubo una especie de confabulación política donde participaron los adecos y algunas figuras prominentes junto con Miguel Ángel Capriles, que era el administrador del periódico en ese momento. Y por una serie de triquiñuelas legales, contando con el respaldo político de Acción Democrática, le quitaron el periódico a Kotepa. Estaba dividido en acciones, fue un juicio muy largo, con muchas deficiencias desde el punto de vista legal.
NOMBRES CASI OLVIDADOS
Cuando Omar Pérez llegó a El Universal le dijeron que tuviera cuidado porque se iba a sentar en la misma silla que había ocupado Aquiles Nazoa. El Universal, en la esquina de Sociedad, le abría sus puertas pero un día Evelio García Hernández, también corrector, se le acercó y le comentó sobre El País (el periódico de Acción Democrática), donde buscaban reporteros. Decidió presentarse ante Luis Troconis Guerrero con el mejor de los discursos socialistas: le dijo que lo único que tenía para vender era su trabajo. Le preguntó Troconis qué sabía hacer y que de dónde venía. Al final lo aceptó. Mientras tanto continuaba estudiando Medicina, pero sólo habría de asistir a unas pocas clases. Reemplazó en El País a César Gil Gómez, ex reportero policial de planta, recién promovido a diputado por el estado Miranda. Y en ese periódico, prototipo de la Prensa partidista en la Venezuela que despuntaba democrática, habría de conocer a Luis Augusto Dubuc y Luis Felipe Colombani. Al cabo de un tiempo, Troconis le preguntó si no tenía amigos para reclutar y respondió recomendando a sus compañeros de aventuras en las pensiones de Caracas. Se apareció en la Redacción con Héctor Mujica y Juvenal Herrera, quienes duraron un mes: no aguantaron las diferencias ideológicas y la gente empezó a decir, como una intriguilla, que Omar era un espía de los comunistas.
Hizo buena yunta con Marconi Villamizar, amigo para toda la vida (cuando se presentó la crisis de Últimas Noticias y Kotepa Delgado se fue, a Marconi lo nombraron jefe de Información y después hizo carrera en El Nacional). Al contrario que Mujica y Herrera, Omar siguió en El País hasta 1948, se sintió bien allí dentro. Cuando cae Rómulo Gallegos y cierran el diario, queda sin trabajo. Junto con El País también cae Panorama, pero Carlos Rodríguez McGregor, abogado y parlamentario, lo compra a un precio baratísimo en sociedad con el doctor Pineda, padre de quienes hasta hoy manejan el periódico. Rodríguez McGregor empieza a buscar candidatos para llevárselos desde Caracas; contacta a Federico Pacheco Soublette, periodista de fuste, y es Pacheco Soublette quien le propone a Omar marchar a Maracaibo a rehacer Panorama. Se llevan a Miguel Pérez Mirabal, perteneciente a una familia de ocho periodistas y un judío.
A Omar Pérez le tocó la jefatura de Información.
Estando en Maracaibo, un día el gerente de El Nacional, Fariñas Salgado, lo llama para ofrecerle una vacante como reportero de sucesos. En esa sección se desempeñaba una lumbrera, Juan Acosta Cruz. La otra estrella del periodismo policial de la época laboraba en Últimas Noticias: Germán Carías. Sin embargo, estaba muy feliz en Panorama y descartó la oferta. Luego lo llamó Alejandro Otero, cerebro económico de El Nacional y hermano de Miguel. Un hombre conservador. Le dijo que le tenía el cargo guardado para que se incorporara. Se lo pensó pero no había decidido nada cuando lo llama, para su sorpresa, Carlos Ramírez McGregor, flamante propietario de Panorama, para preguntarle cuándo se va para El Nacional. ¿Cómo lo supo? Ni siquiera había resuelto nada. Ramírez McGregor no le respondió a esa pregunta en ese momento, pero le dijo: «Bueno, cuando quieras puedes irte pero terminas de pagar la maquinita portátil Remington».
Era verdad: en la parte baja de Panorama había adquirido, en una venta que había allí de artículos de escritorio, una portátil Remington. Pagaba cuotas de quince bolívares semanales por la máquina de escribir. Rodríguez McGregor se había enterado de la oferta de El Nacional por un telegrama que le había enviado Fariñas Salgado, que se había tomado la libertad de abrir y no entregárselo a su destinatario.
Después, cuando Ramírez McGregor pasa a comandar la revista Momento, lo llamó un día y le dijo que Euro Fuenmayor pensaba marcharse, de modo que le ofrecía su puesto. Pérez rechazó la oferta.
Ramírez McGregor fue un abogado exitoso y diputado por AD, y en cierta ocasión denunció a Eugenio Mendoza por acaparador de cabillas. En el gobierno de Raúl Leoni sería nombrado embajador en Bélgica. Terminó sus días de forma aparatosa: un día decidió suicidarse de un tiro a las puertas de una clínica, en Caracas. «Era un tipo talentosísimo», comenta Omar Pérez.
La historia del periodismo venezolano que un día ha de escribirse.
Excelente cronica Sebas, muy interesante esta parte de la historia del periodismo en Venezuela.
Magnífica narración, llena de historias. Genial lo del dedo y los centavos. El Compañerito era y será siempre una lumbrera. Los mandamás del periodismo se lo disputaban. Gran homenaje y qué buenos cuentos…competitivos, chismosos y sorprendentes esos hombres del poder de papel del bueno. Me encantó. Ojalá vuelva pronto el periodismo más libre que se pueda.
Gracias, Marta. Un fuerte abrazo.
Muy buena crónica, Sebastián. Ya el compañerito forma parte de la historia del periodismo en Venezuela y rescatar estas historias como las de tantos otros colegas que marcaron pauta es muy importante darlas a conocer, sobre todo a las nuevas generaciones de periodistas.
Así es, Arlette, se trata de reconstruir un hilo conductor para que las nuevas generaciones tengan noticia. Te voy a contactar para otras historias que estoy haciendo. Gracias.
Excelente reseña de parte de la historia del periodismo contemporáneo de Venezuela….
Historias que los jóvenes comunicadores sociales deben tener presente y seguir sus ejemplos, pues son y han sido esos colegas quienes dan renombre al periodismo, por su ética y su profesionalismo.
Excelente reseña.
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Buen articulo, ilustra el respeto y honorabilidad de Omar Pérez a su profesión (pionero) y trayectoria como comunicador