Santos Yorme cumple cien años

Pompeyo Márquez con su hijo Iván y con un amigo, José Luis Martínez, en su casa, en septiembre de 2016.

En Facebook lo ha anunciado su hijo Iván: Pompeyo Márquez, alias Santos Yorme, cumpliría cien años este 28 de abril de 2022. Debe tomarse en cuenta que repartía panfletos sediciosos en las calles de Caracas en las postrimerías del gobierno de Eleazar López Contreras. Su vida fue lucha, vigor, tesón y más lucha. El primer venezolano que vio un atisbo de la real politik en la propia Moscú, tan temprano como en 1956, cuando asistió al congreso número 20 del Partido Comunistra y Iósif Vissariónovich Dzhugashvili, mejor conocido como Iósiv Stalin, comenzaba (una vez que todo el país se aseguró de que en efecto se hallaba bien muerto) a ser denunciado en sus iniquidades y atrocidades por sus propios herederos. A Pompeyo se le vino al suelo buena parte de la armazón de ideas que se había construido del comunismo, o al menos comenzó a pensar en sus imperfecciones.

Eso no significó que cejara en su empeño de lucha por lo que pensaba era justo y necesario para el pueblo. Ya viejo, acosado por sus males ‒el principal, la diabetes‒ y medio sordo, Pompeyo Ezequiel Márquez Millán seguía exhibiendo energía y decisión. Se hallaba en su apartamento de Cumbres de Curumo, sentado en su silla de ruedas. Su hijo Iván solía acompañarlo a la clínica, o Yajaira, su mujer, o Tania, la hija mayor. La última vez que fue entrevistado para este blog y para un libro en ciernes, en 2016, contaba que hacía un par de meses había sentido que se le iba la vida:

«Estuve 72 horas en coma, perdí por completo el conocimiento».

En eso se le había convertido la cotidianidad, en un presentimiento del final. Alias Santos Yorme, bregador en la clandestinidad, en el Congreso e incluso durante el segundo gobierno de Rafael Caldera como ministro de fronteras; perseguido por la dictadura de Pérez Jiménez hasta la concha y el exilio, fundador del MAS y luego arrojado de su propio partido al negarse a seguirle los pasos al candidato Hugo Chávez, se mantenía, pese a todos sus achaques, enérgico y comunicativo. En verdad tuvo una vida muy rica, en todo sentido excepto en el pecuniario. A Chávez lo vio venir desde lejitos. Nunca creyó en el comandante del 4F pues era muy fácil, decía, verle el autocratismo bajo la piel de cordero.

«Nunca discutí si Chávez era de izquierda o no lo era. Chávez fue un caudillo militar más de los tantos que ha tenido la historia de Venezuela».

Cumpliría ahora, pues, cien años. Un venezolano de verdad, en sus errores y en sus aciertos. He aquí enlaces a entradas de este blog que se relacionan con él, sobre todo giran alrededor de la espectacular fuga del Cuartel San Carlos en 1967, en la que fue uno de los protagonistas. /SN


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