José Miguel Pérez García, historiador contemporáneo y ficha importante del PSOE en Canarias, falleció el lunes 18 de noviembre de 2024. Los diarios isleños publicaron entre martes y miércoles esquelas, obituarios, semblanzas o notas redactadas al vuelo con apretadas síntesis de su trayectoria profesional y vital. Era un historiador, un operador político; tal vez, sobre todo, un profesor. He aquí un acercamiento desde los recortes de Prensa y la mirada testimonial de personas que lo conocieron en tiempos diferentes. Se hace énfasis en su voluntad de rescatar la figura y los haberes del presidente republicano Juan Negrín
Sebastián de la Nuez
Hubo un titular que destacó su condición de «schamanero orgulloso», remarcando su identificación con el barrio de la zona alta de Las Palmas de Gran Canaria que lo vio nacer en 1957. Todos los medios locales han derramado elogios sobre su figura. Desde luego, fue más que un chico de Schamann. Fue un pilar de la Fundación Juan Negrín y eso significa una cabezonería ejemplar a favor del derecho de una comunidad a valorar sus propios héroes, los que una vez fueron execrados y/o demonizados. La Fundación Juan Negrín, en el barrio de Vegueta, significa eso. Y él ha estado, hasta la hora de su fallecimiento, con ella.
Aunque la Fundación Juan Negrín existía ya en 1991, es en 1995 cuando un grupo de catedráticos canarios entra y le da un carácter mucho más evidente a la figura de Juan Negrín López, el que fue presidente del gobierno republicano durante una buena parte de la Guerra Civil. Estaban decididos a reivindicarlo como protagonista histórico. José Miguel, como director, crea o influye decisivamente en este grupo de trabajo; a la par da una serie de conferencias bajo el título «Juan Negrín y la España de los años treinta» que contó con profesionales como Michael Alpert, B.N. Díaz Chico (catedrático de Fisiología como lo fue Juan Negrín), Ricardo Miralles y Agustín Millares Cantero, que fue el primer director de la FJN.
José Medina Jiménez, actual director, relata el periplo de los papeles de Negrín desde Niza primero, cosa que se pudo hacer sobre todo gracias al cabildo insular, entidad que prestó apoyo económico, así como el gobierno insular prestó un profesor, Sergio Millares Cantero, para la tarea. Pero esta gesta del rescate para el público canario de los fondos legados por el presidente republicano no es el motivo de esta crónica. En todo caso, Pérez García siempre fue apoyo de primer orden para la Fundación y claridad en el desarrollo de un cometido histórico. Aportaba sus ideas, sus conferencias, sus conocimientos.
Vendría una segunda etapa en la complementación del archivo heredado por la familia Negrín y es cuando la FJN puede conseguir recursos del Cabildo para escanear lo que tenía la nieta, Carmen Negrín, en París. Ese escaneo se hizo en Normandía.
Medina Jiménez:
Ya te digo que estas cosas tomaron su tiempo, tardamos dos años en eso y tuvo un elevado costo; además nos apoyó el Ministerio de Cultura, donde se nos exigió que, el día que tuviéramos el trabajo hecho, diéramos una copia a la Universidad de Salamanca. Ya en aquel tiempo José Miguel era presidente del Cabildo de Gran Canaria, y él, junto a quien llevaba la consejería de Cultura, Luz Caballero, más otro compañero, Francisco Ramos Camero (también ligado a la Fundación, se encontraba en la Dirección de Cultura), hicieron posible conseguir una casa en el barrio de Vegueta lo suficientemente espaciosa como para albergar lo que vendría. Les pedimos eso y ellos empezaron a buscar la solución, y la encontraron.
EL PERIPLO DEL TESORO DOCUMENTAL
Ha debido ser toda una odisea, incluso de carácter diplomático. Los documentos de México llegaron, también los de Toulouse y los de París; al principio limitados pues Juan Junior no permitió un completo acceso ―y solo escaneados― pero lo cierto es que, al final, se lograó conformar un gran fondo bibliográfico-documental, nutrido, revelador, rico en su variedad. Fue embarcado en el puerto de Le Havre. En fin, la narración de Medina Jiménez se enreda en puntos del mapa a ambos lados del Atlántico. No fue fácil y todo conlleva costos. Detrás de todo eso, desde el Cabildo, el profesor de Historia Contemporánea apoyaba y seguía los acontecimientos, ahora como protagonista de la política insular.
Con el Ministerio de Cultura, en 2005, se hizo la primera exposición en España sobre la figura de Negrín. ¿Dónde? En el Museo Canario. Por otra parte, fue idea del grupo gubernamental del Cabildo, que presidía José Miguel, la rehabilitación del edificio que se había conseguido en Vegueta, con la bóveda necesaria para albergar la documentación. Se creó la catedra Negrín y quien la llevaba era él, a través de la Universidad local. Dice Medina Jiménez: «Estuvo siempre con nosotros, José Miguel; este [el de la Fundación] es un trabajo de muchas personas.»
―¿Cómo fue el proceso de reivindicación oficial por parte del PSOE a Negrín y otros republicanos que en su día fueron expulsados del partido?
―Eso lo inició José Miguel, porque también él fue secretario general del Partido Socialista. Desde allí se inició la rehabilitación de Don Juan Negrín como miembro de ese partido…
―Y la relación con José Miguel, ¿continuó, entonces, todos estos años?
―Claro. Para que te hagas una idea, hace una semana presentábamos el libro de un fisiólogo [JNL era de profesión médico fisiólogo], muy interesante, que se llama El anillo negro, y él también iba a estar en la mesa. Yo tuve que excusarlo porque ya estaba muy mal. Pero él siempre estaba trabajando con nosotros en los convenios con la Universidad… ha sido un miembro más de la Fundación.
Tal vez nada cuenta tan cabalmente su pensamiento o ilustra tan precisamente su afán de justicia como la dedicación al trabajo de desalojar a Juan Negrín López sel sitio equívoco y taciturno en que lo habían dejado las circunstancias de un país capturado por una dictadura.
― ¿Qué motivaba esencialmente a José Miguel para dedicarle esfuerzo y tiempo a la Fundación Negrín?
―Vamos a ver. Aquí hubo 39 años de dictadura durante la cual personalidades de la importancia de Don Juan Negrín, o como Blas Cabrera y Felipe, canarios, conocidísimos, de gran prestigio, con relaciones internacionales de todo tipo tanto en el ámbito científico como, en el caso de Don Juan, político, fueron absolutamente desconocidas en España. No puede ser que la persona más importante de la República, en el periodo de la Guerra Civil (antes creador de la Escuela de Fisiología que tuvo y tiene alumnos premios Nobel o nominados), desaparezca. No puede desaparecer porque a un grupo de gente, durante años, en una dictadura, haya querido que desapareciera de la Historia.
De modo que ha sido escrito y publicado pero vale la pena recordarlo: José Miguel Pérez, exvicepresidente del gobierno de Canarias, falleció a los 67 años en su ciudad natal. Era licenciado en Filosofía y Letras, doctor en Historia por la Universidad de La Laguna y catedrático de Historia Contemporánea en la Universidad de Las Palmas. Dicen las esquelas que «dedicó su vida a la política y a la enseñanza, contribuyendo significativamente al desarrollo de Canarias desde ambas perspectivas». Es cierto, pero tal vez, en una reseña menos atenida al currículum, valga la pena decir más bien que dedicó su vida a una idea de justicia y se situó, sin aspavientos, justo en el cruce de caminos donde se encuentran democracia y memoria.
Haciendo memoria, precisamente, vale citar a una de sus antiguas alumna del Colegio Claret, la historiadora del arte Marisol Cárdenes González. Le dio clases en los años setenta:
Era un jovencísimo y apuesto profesor que con su sola mirada te quitaba la dispersión del pensamiento adolescente. En las aulas desplegó una inmensa gestión, trayéndonos profesores universitarios que estaban publicando sus trabajos, haciendo análisis y comentarios.
Desde entonces se captaba su condición de intelectual implicado con los movimientos sociales. «Era un educador integral», es la huella que dejó en aquella alumna adolescente.
Fue también colaborador del Coloquio de Historia Canario-Americano, la cita que tradicionalmente convoca la Casa de Colón ―donde precisamente trabaja Cárdenes―. Los trabajos de José Miguel están recogidos y disponible en el sitio web respectivo. Esos coloquios son el encuentro de ambas orillas del Atlántico. Es otra historia. Otra actividad que lo ha caracterizado como canario y como pensador. José Miguel Pérez García fue un hombre querido, admirado y polivalente.
A esa condición de intelectual implicado en movimientos sociales alude, en un artículo, el catedrático (su materia es Historia Constitucional) Juan Fernando López Aguilar, otro canario. En la edición del diario El País del 22/11/2024 escribió una nota titulada «José Miguel Pérez, el intelectual que asumió su compromiso civil». He aquí un extracto:
Los últimos esfuerzos de José Miguel los concentró en ordenar el impresionante legado documental y bibliográfico de la Fundación Juan Negrín, frente a su domicilio en Vegueta (LPGC). Bajo el liderazgo de Zapatero, trabajé codo con codo con José Miguel para que Negrín, expulsado del Partido en un turbulento Congreso en el exilio (México, 1946), junto a decenas de compañeros que le habían acompañado, fuese solemnemente reintegrado en el PSOE y rehabilitada su memoria y su hoja de servicios. Conservaré siempre ese recuerdo emotivo al echar de menos a José Miguel, con la gratitud que merecen tantas personas de bien que han dado lo mejor de sí mismas para enriquecer esa hilera de vidas entregadas a remover injusticias y mejorar el espacio público sobre la que escribió Fernando de los Ríos. La familia socialista le rinde tributo de afecto y reconocimiento.
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