>> PARA CONSTRUIR UN PERSONAJE

TINTIN>> Al construir un personaje estamos actuando como creadores, como escritores. Traspasamos el umbral del periodismo tal como tradicionalmente se concibe.

>>  Se supone que en periodismo hay límites dados por la objetividad lo cual a veces implica, en la práctica, cierto distanciamiento, un no-tomar-partido al menos en apariencia. La obsesión por la objetividad puede implicar autocensura y generalmente da como resultado entrevistas insípidas. Desde finales del siglo XIX había editores en Estados Unidos que decían que una buena entrevista debe plasmar la personalidad del individuo, la forma de ser de un hombre de actualidad a quien por lo común la Historia deja a deber al menos la mitad de su realidad y su color. Decían que un periodista no debe limitarse a hacer el papel de secretario privado, transmitiendo un resumen de las declaraciones del hombre del momento.

>> La gente suele asociar el género de la entrevista a una sucesión de preguntas y respuestas; sin embargo, cuando en los textos de estudio un autor habla del género ENTREVISTA DE CREACIÓN o DE PERSONALIDAD se refiere, de una u otra manera, a «una visión muy cercana de la personalidad de…». Esto implica una intervención directa, subjetiva e incluso manipuladora del entrevistador quien, sin embargo, no debe perder de vista lo que decía alguien con experiencia en el ramo: «Un entrevistador debería ser como la lámina de cristal del escaparate de una buena tienda».

>> No hay cartas místicas de por medio, pero llega un momento en que el personaje se nos revela. La pasión nos permite estar alertas a las emisiones del interlocutor y de su entorno. La pasión tiene que ver con la ilusión por trascender. Las entrevistas corrientes duran lo que dura un dulce a las puertas de un colegio. Las buenas entrevistas, no.

>> La pasión es, por cierto, prima hermana de la afición por la palabra. Que su tono evoque; que su fuerza le llegue al lector como una flecha encendida.